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martes, 24 de julio de 2012

Matar a un ruiseñor

Cuando se acercaba a los trece años, mi hermano Jem sufrió una grave fractura del brazo a la altura del codo. (…) Yo sostengo que Ewell fue la causa primera de todo ello, pero Jem, cuatro años mayor que yo, decía que aquello había empezado mucho antes, durante el verano que Dill vino a vernos, cuando él nos hizo concebir por primera vez la idea de hacer salir a Boo Radley. (…)

Matar un ruiseñorCuando mi padre fue admitido en el Colegio de Abogados, regresó a Maycomb para ejercer su profesión (…)

Sus dos primeros clientes fueron las dos últimas personas del condado que murieron en la horca. Atticus les había pedido que aceptasen la benevolencia del estado, que les conmutaría la pena si se declaraban culpables de un homicidio en segundo grado. (…)

Maycomb era una población antigua, pero cuando yo la conocí también era una población fatigada.

 En los días lluviosos las calles se convertían en un barrizal rojizo; la hierba crecía en las aceras, y el edificio del juzgado parecía que iba a desplomarse sobre la plaza.

 En verano hacía mucho calor: los perros sufrían durante el día y las flacas mulas enganchadas a los carros espantaban moscas a la sofocante sombra de las encinas de la plaza. A las nueve de la mañana, los cuellos duros de los hombres perdían su tiesura.

Las damas se bañaban antes del mediodía y después de la siesta de las tres, pero al atardecer estaban como blancos pastelillos recubiertos de sudor y talcos.

La gente se movía despacio.

Cruzaba cachazudamente la plaza, entraba y salía de las tiendas con paso calmoso, se tomaba su tiempo para todo.

El día tenía veinticuatro horas, pero parecía más largo. Sin embargo, era una época de vago optimismo para algunas personas: al condado de Maycomb se le había dicho que no tenía nada que temer, sólo a sí mismo”.
Es la cautivadora voz de Jean  Louise Finch, Scout,  que evoca un episodio crucial en su vida y en la de su pueblo de Alabama, a través del cual se ve a todo Estados Unidos, en Matar a un ruiseñor.

 Son los sombríos años treinta y dos  pequeños  hermanos huérfanos de madre viven con su padre, Atticus Finch, en algo parecido a un apacible paraíso con sus alegrías, peleas y miedos en el vecindario donde hay una misteriosa casa; hasta que llega a pasar las vacaciones otro niño, Dill, y serán los tres quienes descubrirán la realidad del mundo del que forman parte, cuando, enfrentados a sus propios temores y aventuras, Atticus decide defender a un hombre negro acusado de violar a una mujer blanca.

 Los niños conocerán, entonces, la verdadera cara de su país, de su sociedad y la familia zurcida de prejuicios, especialmente los aciales que lo alteran todo porque los negros carecen, entre otras cosas, de respaldo judicial.

A través de la vida de los dos hermanos, luego de la desconfianza ante la llegada otro niño al vecindario, de alguien desconocido, luego el tanteo de amistad entre ellos y su posterior acercamiento y a partir de ahí las aventuras donde se cruzan la infancia y la vida adulta, Harper Lee (Alabama, Estados Unidos, 1926) escribió su única y maravillosa novela: Matar a un ruiseñor.

 Una historia narrada desde la sencillez que guarda la gran literatura esparcida de emotividad, enseñanza, frescura y humor a través de unas voces infantiles ingenuas y verosímiles donde aboga por la igualdad, la convivencia, el respeto y el aprecio a las personas; todo ello con un manejo del ambiente donde las horas parecen tomarse su tiempo mientras los hechos aceleran la vida. Este es el verano literario que les propongo visitar hoy y comentar...

Harper Lee, que obtuvo el premio Pulitzer en 1961, escribió Matar a un ruiseñor inspirada en un acontecimiento real que conmovió a la sociedad de su país en 1931, y que cuenta en la voz de la niña, Scout que un pasaje de la novela dice…

Matar un ruiseñor tresn iñosCuando yo estaba a punto de cumplir seis años y Jem se acercaba a los diez, nuestras fronteras infranqueables durante el verano (es decir, al alcance de la voz de Calpurnia) eran la casa de la señora Henry Lafayette Dubose, dos puertas al norte de la nuestra, y la Mansión Radley, tres puertas hacia el sur. Jamás sentimos la tentación de traspasarlas. La Mansión Radley la habitaba un ente desconocido, la mera descripción del cual nos hacía portar bien durante días. La señora Dubose era el mismísimo demonio.

Aquel verano vino Dill.

Y ese Dill no es otro que la encarnación del escritor Truman Capote, de quien Harper Lee fue amiga desde la infancia en Alabama, sur de Estados Unidos.

Y con la llegada de Dill, en la novela, los tres niños conquistarán más mundo, ampliarán sus fronteras desde la curiosidad, el temor, el riesgo, la valentía y la aventura.

 Mientras tanto Atticus, el padre, esa especie de héroe que confronta al lector con su forma de actuar y su ética también los inicia en el mundo real con su caso de defensa al hombre negro y con momentos hogareños como este:

“Jem- dijo- ¿eres el responsable de esto?
-    Sí, señor.
-     ¿Por qué lo has hecho?
Jem respondió en voz baja:
-    Ella ha dicho que defendías a negros y canallas.
-    ¿Lo has hecho porque ella dijo eso?
Los labios de Jem se movieron, pero su “sí, señor” resultó inaudible.
-    Hijo, no dudo que tus contemporáneos te molesten mucho a causa de que yo defienda a los nigros, como vosotros decís, pero hacerle una cosa así a una dama anciana no tiene excusa. Te aconsejo que vayas a presentarle tus disculpas. Después regresa a casa. (…)
-    Scout –dijo mi padre-, cuando llegue el verano tendrás que conservar la calma ante cosas mucho peores… No es justo para ti y para Jem, lo sé, pero a veces hay que tomar las cosas del mejor modo posible, y saber comportarse cuando están en juego las apuestas…
Bien, todo lo que puedo decirte es que cuando tú y Jem seáis mayores, quizá recordaréis esta época con cierta compasión y con la certeza de que no os traicioné.
Este caso, el de Tom Robinson, es algo que atañe a la esencia misma de la conciencia de un hombre… Scout, yo no podría ir a la iglesia y adorar a Dios si me negase a ayudar a ese hombre.
-    Pero es posible que te equivoques…
-    ¿Por qué lo dices?
-    Muchos creen que tienen razón ellos y que tú te equivocas.
-    Tienen derecho a creerlo, ciertamente, y tienen derecho a que se respeten sus opiniones –contestó Atticus-, pero para poder vivir con otras personas tengo que poder vivir conmigo mismo.
La única cosa que no se rige por la regla de la mayoría es la conciencia de uno. (…)
.

La novela con sus dos historias, la de los niños y la casa misteriosa y la de la defensa de Atticus avanzan y se entrecruzan formando una sola vida. Donde los días y los hechos se suceden…

“La Mansión Radley había dejado de asustarme. En los días serenos continuábamos viendo a Natham Radley yendo y viniendo del centro; sabíamos que Boo continuaba en casa, por la misma razón de siempre: nadie lo había visto todavía salir.

 A veces sentía una punzada de remordimiento al pasar por delante de  la vieja mansión, por haber tomado parte alguna vez en cosas que hubieron podido significar un vivo tormento para Arthur Radley… ¿Qué recluso razonable quiere que unos niños le espíen por la ventana, le envíen noticias de saludo con una caña de pescar y ronden por su huerto de noche?. (…)

Nos habían ocurrido tantas cosas que Boo Radley era el menor de nuestros miedos. Atticus aseguraba que no veía que pudiese ocurrir nada más, que las cosas tenían la virtud de reencauzarse por sí mismas, y que cuando hubiera pasado tiempo suficiente la gente olvidaría que un día habían dedicado su atención a Tom Robinson.

Quizá Atticus tenía razón, pero los acontecimientos del verano continuaban suspendidos sobre nosotros como el humo en un cuarto cerrado”.

Un año después de su publicación en 1960, Matar a un ruiseñor obtuvo el Pulitzer y en 1962 fue llevada al cine de manera espléndida por Robert Mulligan y protagonizada por Gregory Peck.

Este es el Verano literario a donde los invito a viajar hoy, a un clásico de la literatura estadounidense del siglo XX. ¿Qué les parece el libro y la manera como la autora mostró la vida real a los tres niños? ¿Y Atticus, qué harían ustedes en su lugar?

* Matar a un ruiseñor. Herper Lee. Traducción de Baldomero Porta (Ediciones Zeta Bolsillo)

Publicado en: Huequitos de sol 


 

sábado, 21 de julio de 2012

Prometheus

SINOPSIS
Un grupo de científicos y exploradores emprende un viaje espacial a un remoto planeta, una rara estrella recién descubierta, donde sus límites físicos y mentales serán puestos a prueba. El motivo de la misión es que los humanos creen que allá podrán encontrar la respuesta a las preguntas más profundas y al mayor de los misterios: el origen de la vida en la Tierra.

CRÍTICAS ----------------------------------------
"Una película de Ridley Scott siempre está perfectamente rodada, inteligente editada y es agradable a la vista, y 'Prometheus' no es diferente. (...) majestuosas escenas iniciales" (Mark Adams: Screendaily)
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"Un regreso visualmente impresionante a la ciencia-ficción (...) no se convertirá en una referencia del género como sus otros clásicos [Alien, Blade Runner], a pesar de tener la misma seriedad y ambición, pero ofrece suficiente espectáculo visual, acción tensa y monstruos pegajosos y escurridizos" (Todd McCarthy: The Hollywood Reporter)
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"Resulta prosaica en términos narrativos, siempre aludiendo a la existencia de una inteligencia superior sin manifestar mucha de su parte" (Justin Chang: Variety)
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"Visualmente impresionante y proporcionando una o dos interpretaciones rompedoras, este ejercicio anticlimático parece en demasiadas ocasiones como si hubiese sido hecho a toda prisa con arquetipos, imaginería y metáforas de muchas otras películas (...) Puntuación: ** (sobre 4)" (Ann Hornaday: The Washington Post)
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"Acusando falta de suspense, personajes flojos y un guión muy pobre, los impresionantes efectos visuales, la locura viscosa y Fassbender no pueden evitar que 'Prometheus' se sienta como la pariente pobre de 'Alien' (...) Puntuación:. *** (sobre 5)" (Ian Nathan: Empire)
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"Prometheus: Alien traicionada por su propio creador (...) Ya no queda nada de lo que fue, hace treinta años, el éxito de 'Alien', su estilo único -esa extrañeza que invadía el aire, la contención, la luz sucia, la paranoia, la personalidad de Ripley" (Isabelle Regnier: Le Monde)
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"'Prometheus' es una magnífica película de ciencia ficción, tanto más intrigante porque eleva cuestiones acerca del origen de la vida humana y no tiene las respuestas (...) Puntuación: **** (sobre 4)" (Roger Ebert: Chicago Sun-Times)
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"Si en la película original el director conseguía el máximo con los mínimos elementos (...) ahora se trata de apabullar al espectador en el ruido de una imaginería visual tan deslumbrante como, y aquí las malas noticias, inanimada, sin tensión." (Luis Martínez: Diario El Mundo)
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TÍTULO ORIGINAL Prometheus
AÑO 2012




DIRECTOR Ridley Scott
GUIÓN Damon Lindelof, John Spaihts
MÚSICA Marc Streitenfeld
FOTOGRAFÍA Dariusz Wolski
REPARTO Noomi Rapace, Michael Fassbender, Charlize Theron, Idris Elba, Guy Pearce, Logan Marshall-Green, Sean Harris, Rafe Spall, Emun Elliott, Benedict Wong, Kate Dickie, Patrick Wilson, Lucy Hutchinson, Giannina Facio
PRODUCTORA 20th Century Fox / Scott Free Productions / Dune Entertainment
WEB OFICIAL http://www.prometheuslapelicula.es/

Días sin huella

Wilder en esta ocasión, nos presenta un tormentoso laberinto sin salida a través de la serpenteante y angustiosa existencia de Don Birnam, un fracasado escritor siempre al amparo de la misericordia de su hermano Wick.

La historia de un pobre diablo de 33 años sin oficio ni beneficio que canaliza sus frustaciones por medio de una botella.

Es la historia de un fin de semana perdido, donde Don condena definitivamente su alma al amargo licor, ese líquido que le hace sentirse como el efecto del lastre arrojado de un globo aerostático, encima del mundo.

No necesita escribir siquiera una línea para explicarnos su novela autobiográfica, la definitiva, aquella que ya tiene nombre: La Botella.
Un día conoció a una chica llamada Helen durante una velada en la ópera. Ambos intercambiaron abrigos como principio y fin de una historia.

Como la más perfecta y armónica de las figuras geométricas, el círculo, su idilio con el alcohol parece no tener principio ni fin.

Es la historia de un alcohólico anónimo, del alcohólico universal...

Aquel que en mitad de la noche elucubra en delirantes ensoñaciones figuras de minúsculos animales como ratas y murciélagos. Es la historia de Don Birnam narrada con la maestría incontestable y apabullante de un MAESTRO, Billy Wilder.

Han existido muchas películas que trataban el mismo tema, el retrato de esta tremenda enfermedad.

Todas historias cruentas sobre la soledad y la frustación; Días de vino y rosas, Leaving las Vegas, etc.

Ninguna tan sórdida, realista y conmovedora como ésta.

Perfecta sintonía entre cine bien facturado y una historia interesante y magníficamente narrada.

Quizás “Días de vino y rosas” sea el mejor drama que la historia del cine nos ha legado sobre los devastadores efectos del alcohol pero, obviamente, la peli de Wilder no le va a la zaga. Yo casi diría que en algunos aspectos, “Días sin huella” supera, incluso, a su sucesora.

La supera, por ejemplo, en sobriedad. La peli de Edwards es un drama sobrecogedor, pero resulta evidente que se afianza en un contexto familiar (un matrimonio al borde del naufragio) mucho más emotivo y conmovedor que le concede -respecto a la de Wilder- cierta ventaja de cara al espectador. El borrachín de “Días sin huella”, sin embargo, es un vividor. Un escritor frustrado que no ha pegado un palo al agua en toda su vida y que vive en un apartamento de puta madre. Un tío atractivo, culto y locuaz cuyo único tormento procede, en definitiva, del pánico cerval que le suscita la cuartilla en blanco.

Aún así, sin otro pretexto argumental, Wilder es capaz de describirnos un proceso de autodestrucción brutal. Un proceso que llevará a Don (soberbio Ray Milland, por cierto) al delirium tremens. A huir del pabellón de alcohólicos y a arrastrarse por casas de empeños para sacar unos dólares y fundírselos bebiendo. A implorarle una copa más al barman del bar de la esquina o a mendigarle algo de pasta a la fulana de turno para agarrar un buen trancazo.

Y todo ello nos lo cuenta Billy con su maestría habitual. Apuntalando su cine en diálogos cojonudos y secuencias para el recuerdo. De forma clara, directa y sencilla. Sin marear la perdiz ni embadurnarnos en azúcar glass para lograr ese efervescente efectismo dramático tan frecuente en el cine clásico que, lejos de perdurar en el tiempo, suele acabar momificando todo lo que toca.

Dicen que es una obra menor. Pero una obra menor de Wilder no es moco de pavo. 


TÍTULO ORIGINAL The Lost Weekend
AÑO 1945




DIRECTOR Billy Wilder
GUIÓN Charles Brackett & Billy Wilder (Novela: Charles R. Jackson)
MÚSICA Miklós Rózsa
FOTOGRAFÍA John F. Seitz (B&W)
REPARTO Ray Milland, Jane Wyman, Philip Terry, Doris Dowling, Frank Faylen, Howard da Silva, Mary Young, Anita Bolster, Lilian Fontaine, Frank Orth, Audrey Young
PRODUCTORA Paramount Pictures
PREMIOS 1945: 4 Oscars: Mejor película, director, actor (Ray Milland), guión adaptado. 7 nom.
1945: Globos de Oro: Mejor película: Drama
1945: Círculo de críticos de Nueva York: Mejor película
1946: Festival de Cannes: Gran Premio del Festival (Ex-aequo). Mejor actor (Ray Milland)


SINOPSIS Don Birnam (Ray Milland) es un escritor fracasado a causa de su adicción al alcohol, adicción que lo ha destruido física y moralmente y lo ha convertido en un hombre desprovisto de voluntad. Con tal de seguir bebiendo es capaz de todo, incluso de robar. Tanto su novia (Jane Wyman) como su hermano intentan por todos los medios regenerarlo, pero sus esfuerzos parecen estériles.

El apartamento

La sobria puesta en escena habitual de Wilder aquí con momentos de cine en estado puro, de las películas en las que Wilder saca más partido de la imagen (el ruido de la botella de champán, el plano de la desesperada carrera de MacLaine, el espejo roto y la cara aún más rota de Lemmon cuando lo ve...), una fantástica fotografía, el extraordinario ritmo narrativo también habitual en él (demostrando que es mucho mejor director de lo que a veces se le reconoce), unas interpretaciones antológicas de todos, personajes principales y secundarios, y unos diálogos que son dinamita pura («Cuando se sale con un hombre casado, una nunca debe ponerse rimmel») dan cuerpo a esta amarga comedia, la mejor de Wilder y entre las diez mejores películas de todos los tiempos.

Una de las mejores películas de la historia del cine y seguramente una de las campeonas entre esas listas que amenudo hacemos los aficionados al cine acerca de nuestras películas favoritas, seguramente porque consciente o incoscientemente Billy Wilder y I.A.L. Diamond han conseguido que casi 50 años despues de su estreno, esta siga siendo la película de cabecera de mucha gente y haya ayudado a curar más depresiones que muchos psiquiatras y psicólogos juntos, gracias sobre todo a la naturalidad y sencillez de la historia y sus protagonistas combinada inteligentemente con una contundencia y dureza emocional de fondo muy poco común en una película de Hollywood. Un retrato agridulce de dos naufragos de una sociedad hipócrita y cruel, de víctimas y aprovechados, que sufren las consecuencias de la soledad y el desamor, que cuenta con uno de los guiones más perfectos escritos para el cine, con el que ries y lloras a partes iguales...lleno de perlas en cada linea ("cuando una se enamora de un hombre casado no debería ponerse rimmel", juegos de palabras, diálogos, frases y situaciones recurrentes antológicamente enlazadas (como todas la referente al espejo roto olvidado por Fran en el apartamento de Baxter)...además de una esquisita y elegante puesta en escena en B/N y una maravillosa banda sonora del habitual de Wilder, Adolf Deustch.


TÍTULO ORIGINAL The Apartment
AÑO 1960




DIRECTOR Billy Wilder
GUIÓN Billy Wilder, I.A.L. Diamond
MÚSICA Adolph Deutsch
FOTOGRAFÍA Joseph LaShelle (B&W)
REPARTO Jack Lemmon, Shirley MacLaine, Fred MacMurray, Ray Walston, Edie Adams, Jack Kruschen, Joan Shawlee, Hope Holiday, David Lewis, Naomi Stevens, Johnny Seven, Joyce Jameson, Willard Waterman, David White
PRODUCTORA United Artists / The Mirisch Corporation
PREMIOS 1960: 5 Oscars: Película, director, guión original, dirección artística, montaje. 10 nomin.
1960: Globo de Oro: Mejor película: Comedia
1960: BAFTA: Mejor película
1960: Festival de Venecia: Mejor actriz (Shirley MacLaine)
1960: Círculo de críticos de Nueva York: Mejor película (ex-aequo)


SINOPSIS C.C. Baxter (Jack Lemmon) es un modesto pero ambicioso empleado de una compañía de seguros de Manhattan. Está soltero y vive solo en un discreto apartamento que presta ocasionalmente a sus superiores para sus citas amorosas. Tiene la esperanza de que estos favores le sirvan para mejorar su posición en la empresa. Pero la situación cambia cuando se enamora de una ascensorista (Shirley MacLaine) que resulta ser la amante de uno de los jefes que usan su apartamento (Fred MacMurray).
CRÍTICAS ----------------------------------------
Lemmon es un tipo simple que presta su apartamento a los jefes para poder ascender en la empresa. MacLaine es una guapa ascensorista liada con el casado mandamás. Dos maravillosos personajes, dos almas bondadosas y solitarias que nos regalan una impagable comedia llena de sutileza corrosiva, sonrisas y ternura. Otra indiscutible obra maestra del inigualable Billy Wilder. 
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"No conozco ninguna película tan romántica, realista, soñadora, triste, mordaz, sensata, cabrona y bonita como ésta." (Carlos Boyero: Diario El País)
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"La obra maestra del genio Wilder" (Javier Ocaña: Cinemanía)
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Wilder, una vez más, en estado de gracia dosificando lo hilarante y lo corrosivo con un Lemmon inconmensurable como gris oficinista que entrega una y otra vez su dignidad en forma de apartamento para que sus jefes lo usen como casa de citas... Claro que Shirley MacLaine bien merece, incluso para el más sumiso, rebelarse contra la tiranía. . 
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martes, 17 de julio de 2012

Ella y sus maridos

Realizada por J. Lee Thompson, se basa en un argumento de Gwen Davis, inspirado en las desventuras matrimoniales de Marilyn Monroe, protagonista prevista. Su fallecimiento (1962), retrasó, pero no frustró el proyecto. Se rodó en cinemascope en los Fox Studios (CA) y se añadireron algunas tomas exteriores de París. Fue nominada a dos Oscar (decorados y vestuario). Producida por Arthur P. Jacobs, se estrenó el 14-V-1964 

 La acción tiene lugar en una pequeña ciudad de Ohio, Jersey City, otras localidades de EEUU y en Paris, a lo largo de los años 50 y primeros 60. El centro cronológico del film, la sesión de psicoanálisis, se sitúa en tiempo presente (1964), con un breve epílogo ubicado 7/8 años después. Narra la historia de Luisa Fay Foster (Shirley MacLaine), romántica, soñadora, que quiere casarse por amor y desea llevar una vida sencilla. Cuando acude al Tesoro Público para hacerle entrega de un cheque de más de 200 M dólares, es tomada por loca y enviada al psiquiatra. En la consulta del psicoanalista recuerda, en flashback, sus cuatro experiencias matrimoniales.

 La película se articula en forma de comedia negra, en la que Luisa atrae sobre sus sucesivos maridos el éxito y la fortuna, lo que la convierte en esposa abandonada y poco después en viuda cada vez más acaudalada. Cree que es víctima de un maleficio de brujería, del que se quiere desprender. El elenco del film incluye grandes actores y la simpática intervención de Margaret Dermont (oponente de los Hermanos Marx), como madre de Luisa. El film evoca en términos de homenaje e ironía películas de géneros diversos: comedias mudas, superproducciones ("My Fair Lady", 1964), cine francés sexy/erótico ("Y Dios creó la mujer", 1956), grandes melodramas ("Escrito sobre el viento", 1956), musicales de la época dorada ("Levando anclas", 1945), dramas históricos ("Cleopatra", 1963). Evoca personajes del mundo del cine, como Howard Hughes, a cargo de R. Mitchum. Recuerda con humor escenas y plano célebres de "Lolita" (gafas de sol), "La senda de los elefantes" (la estampida), "Desayuno con diamantes" (vestuario de A. Hepburn). Incluye escenas destacables como la cama sobre una gran copa de champán, la sátira del psicoanálisis y del psicoanalista, la farsa en torno a la pintura expresionista abstracta americana (que sitúa en París), la irónica relación mecánica entre buena música (Félix Mendelsshon) y la pintura.

 La música ofrece melodías de estilos diversos, según el sentido de la acción. La fotografía recrea la estética de la comedia americana de los 50 y primeros 60, se beneficia del magnífico vestuario de Edith Head y hace uso de colores simples y uniformes, que se extreman en la monocromía obsesiva de Pinky Benson. El guión crea un combinado de géneros y estilos, sugerente y entetenido. La interpetación de MacLaine destila encanto y simpatía. La dirección mantiene la coherencia y el ritmo del relato, con excepciones.

Comedia ecléctica y por ello difícil, resuelta con habilidad. Deja la sensación de que sus ingredientes permitían un resultado mejor. La referencia a los males de la fortuna constituye una ácida crítica de la hipervaloración del éxito económico y la fama. Hacia el final la obra se olvida del dinero, sin alcarar su destino definitivo.


TÍTULO ORIGINAL What a Way to Go!
AÑO 1964




DIRECTOR J. Lee Thompson
GUIÓN Betty Comden, Adolph Green (Historia: Gwen Davis)
MÚSICA Nelson Riddle, Jule Styne
FOTOGRAFÍA Leon Shamroy
REPARTO Shirley MacLaine, Paul Newman, Robert Mitchum, Dean Martin, Gene Kelly, Robert Cummings, Dick Van Dyke, Reginald Gardiner, Margaret Dumont, Teri Garr
PRODUCTORA 20th Century Fox
PREMIOS 1964: 2 nominaciones al Oscar: Mejor dirección artística (Color), vestuario color


SINOPSIS Louisa May Foster (Shirley MacLaine) sólo quiere encontrar un hombre a quien entregarle su amor, y que no se le muera. Pero haga lo que haga para que sus maridos le duren, sólo consigue entablar relaciones y casarse con hombres cuya ambición es enriquecerse y que fallecen poco después de conseguirlo.

El buscavidas

Un director poco conocido como Robert Rossen puede sorprender con una película tan digna como ésta. El drama se hace cada vez más denso en una cinta que bebe de lo mejor del cine de Elia Kazan (concretamente me recuerda mucho a "La ley del silencio" en su estética), quedando una de las mejores estampas del cine social de finales de los cincuenta y principios de los sesenta; en el que el cine americano descubrió (gracias a la sangría llamada McCarthy) que el sueño de su país distaba mucho de ser lo que aparentaba. Sin duda muchas figuras salieron mal paradas de aquellos fatídicos días, pero los guiones, la temática y la visión del cine comenzaron a cambiar.

En este contexto se encuadra esta película. Sin duda una dirección muy conseguida unida a una gran fotografía hacen de su visionado una sesión memorable. Pero lo más fascinante resulta ser la actuación de un impagable Paul Newman en un absoluto estado de gracia que llena la pantalla con una solvencia total, sin necesidad de apoyos. Además se ve acompañado por un Scott profesional y dignísimo como siempre (una gloria muy poco reclamada a mi gusto). Las escenas de billar son magistrales, con algunos golpes inauditos, al menos para un profano como yo, y están grabadas con un finura exquisita.

Así queda una película amarga pero perfectamente contada que rezuma emoción en cada plano. El fracaso de un sueño ahogado en la exigencia de una moral estúpida, la de la competencia a todo coste. El drama del juego servido con estilo y buena factura. 

TÍTULO ORIGINAL The Hustler
AÑO 1961




DIRECTOR Robert Rossen
GUIÓN Robert Rossen & Sidney Carroll (Novela: Walter Tevis)
MÚSICA Kenyon Hopkins
FOTOGRAFÍA Eugene Shuftan (B&W)
REPARTO Paul Newman, Jackie Gleason, George C. Scott, Piper Laurie, Myron McCormick, Murray Hamilton, Vincent Gardenia, Michael Constantine
PRODUCTORA 20th Century Fox
PREMIOS 1961: 2 Oscars: Mejor fotografía B/N, dirección artística B/N. 9 nominaciones
1961: BAFTA: Mejor película


SINOPSIS Eddie Felson (Newman) es un joven arrogante y amoral que frecuenta con éxito las salas de billar. Decidido a ser proclamado el mejor, busca al Gordo de Minnesota (Gleason), un legendario campeón de billar. Cuando, por fin, consigue enfrentarse con él, su falta de seguridad le hace fracasar. El amor de una solitaria mujer (Laurie) podría ayudarlo a abandonar esa clase de vida, pero Eddie no descansará hasta vencer al campeón sin importarle el precio que tenga que pagar por ello.
CRÍTICAS ----------------------------------------
"Incontestablemente genial, una de las películas de mi vida" (Carlos Boyero: Diario El Mundo)
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"El mejor catálogo sobre la perdición de siempre" (Javier Ocaña: Cinemanía)
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"Todo un clásico del séptimo arte. Una de las mejores radiografías que se han rodado sobre la filosofía norteamericana del éxito" (Fernando Morales: Diario El País)

Un lugar en el sol

Obra Maestra absoluta del cine. Lo tiene todo para serlo, de principio a fin. Una dirección portentosa que ha aunado todos los elementos para que encajen como piezas de un puzzle maravilloso. El argumento gira en torno a un muchacho sin muchos recursos económicos, George Eastman (Monty Clift) emparentado con un hombre rico, que lo pone a trabajar en su empresa, en ella conoce a una muchacha, Alice (Shelly Winters) a la que deja embarazada, pero entonces conoce a la bella Angela Vickers (Liz Taylor), hija de un rico, de la que se enamora, Alice lo amenaza con contar su estado si no se casan y a partir de esto se desarrollan unos trágicos acontecimientos, que dan lugar a una de las historias de amor más tristes de la historia del cine. La adaptación del libro de Theodore Dreiser "Una tragedia americana" es maravillosa, ocurriendo todo del modo mas natural, como si lo que pasara fuese algo inevitable, como un trén que ves venir y por mucho que lo intentes te va a aplastar. La fotografía es un gran elemento que juega en favor de la grandiosidad de este drama. La banda sonora es todo un clásico, con unos temas musicales que no hacen mas que rodear el film de un aura romántico, elevándolo a cotas donde pocos films han estado. Las interpretaciones no son mas que un carrusel de elogios, Liz Taylor con 17 años es la encarnación de la muchacha de la que todos quisieramos enamorarnos, una delicia, esta en todo su esplendor de belleza, simplemente un monumento de actuación, Clift está en su linea de personajes con un aura trágico y triste, con un gran mundo interior, esto no es un demérito, pues consigue que su cuerpo actue sin apenas hablar, un digno alumno del Actor's Studio, que digo un digno, uno de los mejores, pocos como él, y en este film, uno de sus mejores trabajos, Winters esta colosa en su rol de mujer amargada, brillantísima, Raymond Burr es otro grandísimo actor anticipandonos su papel de abogado que daría vida en la serie "Ironside". Todo lo relatado y lo que se me quede en el tintero da como resultado lo dicho al princio, una Obra Mestra, un Clásico con mayúsculas, uno de los amores imposibles de la historia. 



TÍTULO ORIGINAL A Place in the Sun
AÑO 1951




DIRECTOR George Stevens
GUIÓN Michael Wilson, Harry Brown (Novela: Theodore Dreiser)
MÚSICA Franz Waxman
FOTOGRAFÍA William C. Mellor (B&W)
REPARTO Montgomery Clift, Elizabeth Taylor, Shelley Winters, Anne Revere, Keefe Brasselle, Fred Clark, Raymond Burr, Herbert Heyes
PRODUCTORA Paramount Pictures
PREMIOS 1951: 6 Oscars: Director, guión, fotografía B/N, montaje B/N, vestuario, bso no musical
1951: 1 Globo de Oro: Mejor película: Drama
1951: National Board of Review: Mejor película
1951: Festival de Cannes: Nominada a la Palma de Oro (mejor película)


SINOPSIS Adaptación de "Una tragedia americana", la famosa novela de Dreiser. George Eastman (Montgomery Clift), un joven sin recursos, consigue un trabajo gracias a un pariente lejano, el rico industrial Charles Eastman (Herbert Heyes). A pesar del parentesco, Eastman le asigna a George un modesto trabajo en su fábrica y le impide la entrada en su círculo social. A pesar de ello, el joven conoce a Ángela Vickens (Elizabeth Taylor), una bellísima aristócrata de la que se enamora. Pero George tiene novia, una humilde empleada de la fábrica, razón por la cual tendrá que afrontar un espinoso dilema moral.
CRÍTICAS ----------------------------------------
"Tontería soporífera que obtuvo grandes críticas y premios de la Academia en la década de los 50, mientras que las mejores obras de Ford, Hawks y Hitchcock estaban siendo ignoradas" (Dave Kehr: Chicago Reader)

El príncipe y la corista

Marilyn Monroe está más natural que nunca. Y tan bella y deseable como siempre, -Niágara, Con faldas y a lo loco, Vidas rebeldes y tantas otras-. Por Dios, qué mujer.

Laurence Olivier, que es un rey de un país imaginario y que vive rodeado de lujos, pero que nunca se ha enamorado, conoce a la cantante corista, Marilyn Monroe, la invita a cenar a su castillo y surge el amor entre ambos. El problema es que él no está muy acostumbrado a expresar sus sentimientos, pues se ha tomado muy en serio lo de dirigir los destinos del mundo, y está demasiado preocupado por si estalla la Revolución, por lo que ella en varios momentos de la película se sientre más atendida por el hijo del rey, un chavalillo de 16 años, que es el regente, y que pronto se convertirá en rey.

Y las 2 horas de la película consisten en ver a Marilyn haciendo gamberradas en el castillo, las cuales atraen la atención primero y más tarde excitan sobremanera a su rígido rey Laurence Olivier, aunque éste tenga que guardar las apariencias durante toda la película antes los centenares de sirvientes.

Pero eso sí, Marilyn llena completamente la película, con sus risitas, sus borracheras, -papel que siempre borda Marilyn el de chica que ahoga sus penas amorosas en alcohol, ver la prodigiosa Con faldas y a lo loco-, sus besazos, sus reverencias, sus contestaciones cuando la habla en idiomas que no conoce, sus conversaciones a solas diciéndose a sí misma -Ten cuidado, no te enamores-, sus despedidas -hasta 4 veces es invitada a abandonar el castillo, con lo cual el cuento de Cenicienta parece terminar-.

Y ¿qué decir del final de la película?: ¿la admitirá el rey finalmente como parte de su vida, o la abandonará tras el tórrido romance?. No soy yo quien se lo cuente, pues la película merece, sin duda, ser vista.

Además la música del violinista detrás de la puerta y la de la Iglesia de Notre Damme en la coronación de otro personaje de la película son también muy bonitas.

Puro humor balcánico, diferente al humor inglés, -así describe ella a su rey ante las amigas-; humor balcánico, que no volcánico, aunque la peli sea un volcán en erupción. Cuanta pasión. Y que bien. Simplemente perfecta.


TÍTULO ORIGINAL The Prince and the Showgirl
AÑO 1957




DIRECTOR Laurence Olivier
GUIÓN Terence Rattigan
MÚSICA Richard Addinsell
FOTOGRAFÍA Jack Cardiff
REPARTO Laurence Olivier, Marilyn Monroe, Sybil Thorndike, Richard Wattis, Jeremy Spenser, Esmond Knight, Maxine Audley, Jean Kent
PRODUCTORA Warner Bros. Pictures
PREMIOS 1957: Premios David di Donatello: Plato dorado (Marilyn Monroe)


SINOPSIS En 1911, embajadores de toda Europa acuden a Londres para asistir a la coronación de George V y la reina María. Uno de estos enviados pertenece a la embajada del reino de Carpatia y no es otro que el propio regente del país, el Gran Duque Carlos. En su primera noche en la capital británica, el Gran Duque decide visitar el Coconut, un cabaret en el que actúa como corista la señorita Marina.
CRÍTICAS ----------------------------------------
La crítica predijo que Marilyn no estaría a la altura del "rey de la escena" Olivier, pero el talento de la bella actriz quedó patente con una interpretación en la que roba plano tras plano al inglés con su asombrosa naturalidad. Una divertida comedia que, quizá involuntariamente -conocido el ego del aquí director y actor-, se convierte en un teatral y esplendoroso vehículo para lucimiento de la Monroe.

La ley del silencio

La actitud de E. Kazan durante la “caza de brujas” del senador Mc Carthy fue sencillamente canallesca, pero aun aceptando la teoría de que Kazan rodó “La ley del silencio” como una justificación a su conducta delatora, el film emerge como la obra maestra de su autor y como uno de los mejores de la década de los cincuenta.

Film duro, de una tensión dramática implacable, sin embargo no renuncia a momentos bellísimos de un lirismo arrebatador. A caballo entre el film de denuncia y el melodrama social, “La ley del silencio” retrata con crudeza los bajos fondos de los muelles de Nueva York y el control que sobre los mismos tenían los sindicatos del crimen, pero por encima de todo nos habla de seres humanos, perdedores que buscan su redención y un lugar bajo el sol. El Terry Malloy de Brando y la Eddie Doyle de Eva Marie Saint son dos seres que intentan sobrevivir al desarraigo, al fracaso, y a la desesperación. Como alguien dijo “su amor nace de dos soledades compartidas que crece en un medio hostil”, y que camina hacia la toma de conciencia de él y al perdón, a través del amor, de ella. Kazan con su magistral dirección nos ofrece una extraordinaria película que se sustenta en la fuerza de la historia, basada en un hecho real, en un excelente guión, y en una extraordinaria dirección de actores, todos ellos maravillosos, recompensada con nominaciones a los Oscar para Lee J. Coob, R. Steiger y K. Malden, y con la estatuilla para Eva Marie Saint (actriz secundaria) -en su brillante debut en el cine- y para Marlon Brando (actor principal) como justo premio a la que probablemente sea la mejor interpretación que jamás ningún actor ha plasmado en una pantalla de cine. La sublime secuencia de Brando hablando con su hermano (Steiger) en el coche, o algunas de las secuencias pudorosamente intimistas entre Brando y Eva Marie Saint en las que el actor alcanza niveles insuperables son suficiente argumento para corroborar tal afirmación. La brillante fotografía en blanco y negro de B. Kaufmann y la espléndida partitura de L. Bernstein, colaboran a hacer de “La ley del silencio” una obra maestra incontestable del cine.

Un clásico a reivindicar, para ver sin prejuicios previos.



TÍTULO ORIGINAL On the Waterfront
AÑO 1954




DIRECTOR Elia Kazan
GUIÓN Budd Schulberg (Artículo: Malcom Johnson)
MÚSICA Leonard Bernstein
FOTOGRAFÍA Boris Kaufman (B&W)
REPARTO Marlon Brando, Eva Marie Saint, Karl Malden, Lee J. Cobb, Rod Steiger, Pat Henning, Leif Erickson, James Westerfield, John Heldabrand, Rudy Bond, Martin Balsam, John Hamilton
PRODUCTORA Columbia Pictures. Productor: Sam Spiegel
PREMIOS 1954: 8 Oscars, incluyendo película, director, actor (Brando), actriz sec. (Marie Saint)
1954: Globo de Oro: Mejor película: Drama
1954: Festival de Venecia: Mejor director
1954: National Board of Review: Mejor película
1954: Círculo de críticos de Nueva York: Mejor película
1955: Festival de Venecia: Premio OCIC
1957: Seminci: Espiga de Oro: Mejor película


SINOPSIS Johnny Friendly (Lee J Cobb), el jefe del sindicato portuario, utiliza métodos mafiosos para controlar y explotar a los estibadores de los muelles neoyorquinos. Terry Malloy (Marlon Brando), un boxeador fracasado que trabaja para él, se ha visto involuntariamente implicado en uno de sus crímenes. Cuando Malloy conoce a Edie Doyle (Eva Marie Saint), hermana de una víctima de Friendly, se produce en él una profunda transformación moral que lo lleva a arrepentirse de su vida pasada. A través de Edie conoce al padre Barrie (Karl Malden), que trata de animarlo para que acuda a los tribunales y cuente todo lo que sabe.
CRÍTICAS ----------------------------------------
Kazan intenta justificar su denuncia de compañeros ante el Comité de Actividades Antiamericanas -"La caza de Brujas" promovida por el senador McCarthy-, con este espléndido y oscarizado drama acerca de la delación. 

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"Más allá de la bajeza intelectual que supone convertir en la película a los comunistas que él denunció en los inmorales hampones a los que se enfrenta Marlon Brando (...) obra lírica y terrible, cima de la maestría narrativa del autor, además de un sórdido y asfixiante retrato de personajes al límite" (Miguel Ángel Palomo: Diario El País)
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De repente, el último verano

Basado en una novela del magnífico escritor, alcohólico, gay y depresivo Tennesee Williams ("un tranvia llamado deseo", "la gata sobre el tejado de zinc", etc...), escrito después de que su hermana Rose, afectada de esquizofrenia paranoide, fuera lobotomizada con permiso de sus padres al no responder a los tratamientos farmacológicos. Tennesse jamás perdonó tal hecho a sus padres y las consecuencias que supuso, ya que Rose quedó idiotizada para el resto de su vida.

En 1959 el director Joseph Leo Mankiewizc ("La condesa descalza", "Eva al desnudo", "Carta a tres esposas", "La huella"), otro personaje controvertido de Hollywwod tuvo la idea de convertirla en película y quiso contar para ello con nada menos que Monty Cliff, Elisabeth Taylor y Katharine Hepburn.

En el propio guión del film participó Tennesee, conviertiéndose este en un guión oscuro, retorcido, enrevesado y poético.

Mankiewizc, como sabemos, es un gran director de actores, no en balde sabe rodearse de los mejores, especialmnete de actrices de gran caracter, y aquí el lucimineto de la gran Liz Taylor es espectacular. Seria algo así como la joven sobrina del personaje de Katharine Hepburn, ingresada en un psiquiatrico preparandose para que un Monty Cliff neurocirujano y enamorado de ella solo al verla tenga que operarla. Sebastian, su primo, falleció el último verano, para desdicha de su delirante madre(Katharina Hepburn). El conflicto de Edipo, pero al revés, es decir, adoración extrema de una madre por su hijo está llevado al extremo y la interpretación de burgesa delirante de Hepburn es genial. Todos esos elementos, una preciosa fotografia en B/N, unas imágenes que hablan por sí mismas, especialmente en el tremendo desenlace donde nos entermanos de como fue la muerte del no tan maravilloso Sebastian, el papel que jugó su madre, etc.. hacen del film una obra extraña y francamente interesante de ver.

TÍTULO ORIGINAL Suddenly, Last Summer
AÑO 1959




DIRECTOR Joseph L. Mankiewicz
GUIÓN Tennessee Williams, Gore Vidal (Teatro: Tennessee Williams)
MÚSICA Buxton Orr & Malcom Arnold
FOTOGRAFÍA Jack Hildyard (B&W)
REPARTO Elizabeth Taylor, Montgomery Clift, Katharine Hepburn, Albert Dekker, Mercedes McCambridge, Gary Raymond, Joan Young
PRODUCTORA Columbia Pictures presents a Sam Spiegel production
PREMIOS 1959: 3 nominaciones al Oscar: actriz (Taylor), actriz (Hepburn), dirección artística (B&N)
1959: Premios David di Donatello: Plato dorado (Elizabeth Taylor)


SINOPSIS En la Nueva Orleans de 1937, una rica viuda, la señora Venable, ofrece al doctor Cukrowicz los fondos para crear un hospital a condición de que practique una lobotomía a su sobrina Catherine. La señora Venable se encuentra perturbada por la reciente muerte en Europa de su hijo Sebastian, con quien solía viajar todos los veranos, salvo el último, en el que Sebastian prefirió llevar como acompañante a su prima Catherine.
CRÍTICAS ----------------------------------------
Quizá crea usted que lo peor que puede pasar en verano es que su hija se haga un piercing en una parte del cuerpo que usted no ha visto nunca, o que le den la condicional al coreógrafo de Georgie Dann. Error. Porque fue precisamente un verano, concretamente el pasado (que no "último"; ¿qué pasa, señor traductor, que aprendió con "El inglés con 1000 palabras" y "last" era la 1001?), cuando la repentina muerte de Sebastian, el protagonista ausente de este melodrama, lleva a su madre y a su prima al otro lado del borde de la locura. La madre es una loca simpática que quiera preservar el buen nombre de su hijo haciendo que a la prima, una loca peligrosa, le hagan una lobotomía; pero un buen doctor pregunta primero y corta después. La película es intensa, sofisticada, turbia y teatral, y apabulla desde los títulos de crédito al comprobar la cantidad de talento que reúne: guión de Tennessee Williams y Gore Vidal sobre la obra homónima del primero, dirección a cargo de Joseph L. Mankiewicz, el más ingenioso cineasta de Hollywood, e interpretaciones de Elizabeth Taylor, Katherine Hepburn y Montgomery Clift. Con todo, lo mejor es el final, en el que se desvelan las razones y el modo en que murió Sebastian (¿una pista? Pier Paolo meets Grenouille) en una secuencia tan surrealista como potente. Una buena muestra de cómo entendía Hollywood el cine hace medio siglo. No hay coches, explosiones, orcos, robots, efectos especiales, matrices ni apenas acción, pero sí inteligencia, ironía, elegancia, sexo soterrado y violencia insinuada. Entonces era más que suficiente; hoy no se estrenaría ni en Sundance. ----------------------------------------
"El maestro Mankiewicz adapta el torturado mundo de Williams y crea una película absorbente y modélica, angustiosa y bellísima. Un filme duro, casi brutal, de inesperado desenlace. Una absoluta obra maestra" (Miguel Ángel Palomo: Diario El País)
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sábado, 14 de julio de 2012

Un lugar en el sol

Ver esta pelicula es como asistir a uno de los mejores museos del mundo o como estar ante una galeria de cuadros, es decir, ante una obra de arte. Con decir que se llevó 6 oscar de la Academia es ya decir la categoria y la calidad que derrocha. Lo más a elogiar es la propia historia y la pareja protagonista; Montgomery clif en uno de sus mejores papeles y Liz Taylor con tan solo 17 años y ya dando una lección de lo que es ser una gran actriz. Tampoco pasan desapercibidas las interpretaciones de Sheley Winters y la de Raymond Burr (el entrañable Perry Mason) soberbia como pocas. La dirección por parte de George Stevens resulta redonda y la banda sonora maravillosa. Es una gran clásico que sigue impresionando y que para nada ha envejecido. Una historia que sigue cautivando y que sigue enamorando. Se trata de una película que habla de muchas cosas, pero la principal; del las relaciones humanas, de los sentimientos, de la pasión y del amor. Resulta para todo amante del cine una joya que no puede dejar de verse, y una vez vista, volverla a repetir.


TÍTULO ORIGINAL A Place in the Sun
AÑO 1951




DIRECTOR George Stevens
GUIÓN Michael Wilson, Harry Brown (Novela: Theodore Dreiser)
MÚSICA Franz Waxman
FOTOGRAFÍA William C. Mellor (B&W)
REPARTO Montgomery Clift, Elizabeth Taylor, Shelley Winters, Anne Revere, Keefe Brasselle, Fred Clark, Raymond Burr, Herbert Heyes
PRODUCTORA Paramount Pictures
PREMIOS 1951: 6 Oscars: Director, guión, fotografía B/N, montaje B/N, vestuario, bso no musical
1951: 1 Globo de Oro: Mejor película: Drama
1951: National Board of Review: Mejor película
1951: Festival de Cannes: Nominada a la Palma de Oro (mejor película)


SINOPSIS Adaptación de "Una tragedia americana", la famosa novela de Dreiser. George Eastman (Montgomery Clift), un joven sin recursos, consigue un trabajo gracias a un pariente lejano, el rico industrial Charles Eastman (Herbert Heyes). A pesar del parentesco, Eastman le asigna a George un modesto trabajo en su fábrica y le impide la entrada en su círculo social. A pesar de ello, el joven conoce a Ángela Vickens (Elizabeth Taylor), una bellísima aristócrata de la que se enamora. Pero George tiene novia, una humilde empleada de la fábrica, razón por la cual tendrá que afrontar un espinoso dilema moral.



Un americano en París



Joya del cine musical norteamericano, la película no sólo es una inspirada declaración de amor a la ciudad de la luz o el romance entre un pintor y una dependienta de perfumería...

Gracias a Vincent Minelli y las espléndidas coreografías y dirección artística de la película, junto con un Gene Kelly pletórico de facultades(como siempre) es la expresión más pura y vitalista del mundo de color , belleza y fantasía que alguna vez ha estado en la mente de un creador. Es un delicioso homenaje al arte y al amor mediente la danza. Who could ask for anything more?

El director americano Vicente Minelli, se hizo famoso por sus musicales, en los que consiguió un raro equilibrio entre el tono frívolo propio del género y toques más enjundiosos, que trascendían de la con frecuencia elementalidad del musical.

En "Un americano en París", un pintor yanqui, establecido permanentemente en la llamada Cuidad de la Luz, es cortejado por una crítica de arte. Pero cuando conoce a una muchacha indígena (no es que fuera india, es que era de Paris), las cosas cambian. Además de la espléndida coreografía y los bailes de Gene Kelly y Leslie Caron, lo mejor de esta excelente película es su colorido, libremente inspirado en la obra de Toulouse- Lautrec. también la magnífica música de George Gershwin juega un papel fundamental en esta fantasía romántica que desremboca en una orgía de color y danza, de velos, de humo y luz, una reivindicación, categórica aunque evanescente, de la irrealidad como una de las cosas que hacen llevadera la vida. La película obtuvo siete merecidos Oscar.

Es difícil enfrentarse a un musical de los 50 en tiempos de kitsch, precareidad de lo tradicional, ruptura acelerada.

Divertido musical no carente de ideología política (americanos en Francia que son vistos como artistas genuinos). cuya imagen resulta hoy pomposa y llega a empalagar, con unos escenarios demasiado exornados de colorido, tanto en vestuarios como en luces y maquetas, y casi siempre con fondos nebulosos, y un ambiente fantasioso de cine cincuentero, cuyo medio de expresión más potente es el color, (que por fin se hizo asequible en el cine).

Destaca la coreografía final de gran labor escenográfica. Vincente Minnelli es un director muy competente.

En cuanto a la parte técnica, no faltan los efectos rápidos de cámara, invertidos de secuencia, recortes, o multiexposiciones de un mismo personaje en pantalla, siempre con fines humorísticos. 

Se resienten algunos desenfoques a los personajes, o esa continua desincronización del sonido de las zapatillas con el movimiento de éstas, o esos graciosos actores secundarios que sobreactúan con risillas falsas mientras contemplan los momentos musicales en plena calle y saludan con la mano por inercia a los protagonistas cuando terminan sus bailes y se van del escenario.

Gene Kelly y Leslie Caron tienen un dominio completo del cuerpo, y Oscar Levant, el pianista, es sin duda el actor más carismático de la película; me encanta.

Una entretenida película de los 50 cuyo argumento no es sino una excusa para bailar (como no podía ser de otra forma). No cabe en nuestros días, los tiempos han cambiado demasiado, pero resulta interesante para entender la época y apreciar el cine. 

Es el baile espectacularizado e idealizado como catarsis amorosa de los personajes.

Tanto Kelly como Minnelli plantearon rodar en Francia, hasta que la Metro hizo los cálculos económicos. Imposible. Se construyeron 44 decorados diferentes en Hollywood y sólo dos tomas se rodaron en París: en ninguna de ellas aparecía Gene Kelly.

Leslie Caron está bien; su presentación multifacética desborda de imaginación, encanto y, en cierto modo, sex-appeal.

Pero Leslie Caron no es la chica.

En la primera secuencia en que aparece Jerry Mulligan, observad cómo la verdadera chica sonríe al verle bostezar, recoger el periódico, guardar la cama, sacar el desayuno… Cómo corta y se acerca hasta su espalda para contemplar, desde su hombro, el dibujo de su amado. Y cómo lo retrata, ella a él.

En la secuencia mágica en que Jerry canta y danza con su amigo Cook… Observad cómo se miran. ¿Los amigos? No, la chica y Jerry. Ella lo espera, lo encuadra, se deja llevar por su frescura. Están enamorados. Adam Cook es sólo una comparsa o carabina. En esa diminuta habitación, ella y él son las estrellas. Y cómo bailan.

Detrás de ella está Minnelli, hablándole al oído: muévete así, corta, aguanta el plano, acércate a tu chico, para, síguelo, ahora dale espacio.



TÍTULO ORIGINAL An American in Paris
AÑO 1951




DIRECTOR Vincente Minnelli
GUIÓN Alan Jay Lerner
MÚSICA George Gershwin
FOTOGRAFÍA Alfred Gilks
REPARTO Gene Kelly, Leslie Caron, Oscar Levant, Georges Guétary, Nina Foch, Ernie Flatt, Alex Romero, Dickie Humphreys, Charles Mauu
PRODUCTORA MGM. Producer: Arthur Freed
PREMIOS 1951: 6 Oscars: Película, argumento, guión, música, direcc. artíst., vestuario color
1951: Globo de Oro: Mejor película: Comedia o Musical
1952: Festival de Cannes: Nominada a la Palma de Oro (mejor película)


SINOPSIS Terminada la Segunda Guerra Mundial, Jerry Mulligan (Gene Kelly), un pintor americano, se queda en París y expone sus cuadros, que nadie compra, en Montparnasse. Un día tiene la suerte de conocer a una americana millonaria que decide promocionarlo. Al mismo tiempo, conoce a una dependienta y se enamora de ella.
CRÍTICAS ----------------------------------------
Obra maestra del cine, un gozoso y colorista musical con un Gene Kelly maravilloso. Advertencia: ver "Un americano en París" transmite ganas de bailar... y de vivir. 
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Niágara

"Niágara" ha sido definida como un tórrido melodrama pasional. Catapultó al estrellato a Marilyn Monroe, quien aparece en esta película extraordinariamente bella y provocativa, especialmente en la famosa escena en la que baila y se contonea embutida en un ajustado vestido rojo. El impacto que causó la sensualidad de Marilyn en "Niágara fué tal, que cierta revista, señaló, que en este filme había dos obras maestras de la naturaleza: las cataratas del Niágara y la Monroe. La película fué producida por Charles Brackett y el guión escrito por dos antiguos socios de Billy Wilder. Walter Reisch y Richard Breen.El realizador Henry Hathaway se mostró satisfecho con el resultado final de la película, si bien señaló que quizás hubiera logrado una película de mayor calidad con James Mason en el papel de marido burlado.
spoiler:
Polly (Jean Peters) y Ray Cutler (Casey Adams) llegan a las famosas cataratas del Niágara en viaje de novios. Allí conocen a otra pareja, formada por Rose (Marilyn Monroe) y Geroge Loomis (Joseph Cotten). Esta última forma un matrimonio singular, ya que mientras ella posee una tremenda sensualidad, él, de edad algo avanzada, ha pasado una larga temporada en un hospital de veteranos de guerra. Durante una fiesta Rose es sosprendida por Polly en brazos de un joven, Patrick (Richard Allan). Estos planean asesinar a George y realizar las acciones necesarias para que la muerte de éste parezca un suicidio.
TÍTULO ORIGINAL Niagara
AÑO 1953




DIRECTOR Henry Hathaway
GUIÓN Charles Brackett, Walter Reisch, Richard Breen
MÚSICA Sol Kaplan
FOTOGRAFÍA Joseph MacDonald
REPARTO Marilyn Monroe, Joseph Cotten, Jean Peters, Denis O'Dea, Casey Adams, Don Wilson, Lurene Tuttle, Richard Allan
PRODUCTORA 20th Century Fox. Productor: Charles Brackett


SINOPSIS Aprovechando un viaje a las cataratas del Niágara, una mujer infiel (Monroe) proyecta matar a su marido (Cotten) con la complicidad de su amante.
CRÍTICAS ----------------------------------------
Tórrido melodrama con una Marilyn esplendorosamente bella y provocativa ----------------------------------------
"Excepcionales paisajes, cautivadora fotografía y una dirección enérgica y de calidad son algunas de las bondades de esta espléndida cinta, que ha pasado por méritos propios a la gran historia del cine"