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domingo, 31 de julio de 2011

Vinieron las lluvias




TÍTULO ORIGINAL
The Rains Came
AÑO
1939

DIRECTOR
Clarence Brown
GUIÓN
Philip Dunne, Julien Josephson (Novela: Louis Bromfield)
MÚSICA
Alfred Newman
FOTOGRAFÍA
Arthur C. Miller (B&W)
REPARTO
Myrna Loy, Tyrone Power, George Brent, Brenda Joyce, Nigel Bruce, Maria Ouspenskaya, Joseph Schildkraut, Mary Nash, Jane Darwell, Marjorie Rambeau, Henry Travers, H.B. Warner, Laura Hope Crews, William Royle, C. Montague Shaw
PRODUCTORA
Twentieth Century-Fox
PREMIOS
1939: Oscar: Mejores efectos especiales. 6 nominaciones





Se hizo un remake en 1955, “Las lluvias de Ranchipur”, aunque la historia recuerda peligrosamente a “El velo pintado” en su arranque. Basada en la novela de Louis Bromfield el terremoto está francamente bien hecho y “Vinieron las lluvias” ganó el Oscar a los mejores efectos especiales y fue nominada a otros cuatro. «Estoy harta de ser británica y aparentar que no estoy asustada». La verdad es que esta frase enlaza directamente con el frío espíritu inglés frente a la adversidad y las catástrofes… y el por qué los ‘escandalosos’ americanos deben protagonizar las películas de este género y salvar el mundo. “Vinieron las lluvias” mezcla perfectamente el drama romántico con las catástrofes naturales y su guión posee fuerza porque sabe dar forma a cómo se presentan los recursos que se van a utilizar de cara al argumento… como una estatua. Se habla de actores camaleónicos en la actualidad pero Tyrone Power hizo de español, hindú, de zorro y torero, de pirata y asesino o inquisidor. Es cierto que tiene todos los elementos de los dramas románticos: la fatalidad, el destino y el amor; pero aquí hay un nuevo ejemplo que los tiempos pasados fueron mejores y que las dobles historias románticas y las comunicaciones internas pueden fortalecer la belleza de una interesante cinta.








¿Quién es quién?















Fatalidad

Un coronel ruso se infiltra como oficial del Ejército Austriaco a ejercer de espía. ¿Qué cómo lo hace? Hay que saber mucho para eso. El jefe de los servicios secretos del Imperio Austro-Húngaro contrata a una mujer inteligente, bella, muy patriota y viuda de un oficial fallecido en la guerra para que ejerza en labores de contraespionaje como el agente X-27. De la nada al Alto Mando. Hay que tener en cuenta que es lista como nadie, descubre fácilmente los códigos cifrados en las notas musicales; es fría, calculadora y muy, muy sensual: cuando se pone a hacer la gatita como seas un oficial ruso te la ha liado pero bien porque caerás en sus redes inexorablemente; muy a gusto, eso sí. Pero el coronel ruso sabe resistirse.Algún otro espía que ella ha desenmascarado ha terminado pegándose un tiro. Al menos se ha ahorrado pasar por crueles interrogatorios y encima se lleva algo bueno para el cuerpo: una buena fiestorra con Marlene.No estaba nada mal caer así en aquellos tiempos tan duros. Nada mal tampoco está la película, fácil de seguir a pesar de su condición temática enredada, con ambientaciones contrastadas y actuaciones un pelín dramatizadas pero con todo el emboque de una historia amena bien tratada.


TÍTULO ORIGINAL Dishonored AÑO 1931

DIRECTOR
Josef von Sternberg
GUIÓN
Josef von Sternberg, Daniel Nathan Rubin
MÚSICA
Karl Hajos, Herman Hand
FOTOGRAFÍA
Lee Garmes (B&W)
REPARTO
Marlene Dietrich, Victor McLaglen, Gustav von Seyffertitz, Warner Oland, Lew Cody, Barry Norton
PRODUCTORA
Paramount Pictures

El expreso de Shanghai

Cuarto film de los siete que realiza Josef von Sternberg con la colaboración como actriz de Marlene Dietrich, a la que había descubierto dos años antes y con la que mantenía unas cálidas relaciones sentimentales. Es posiblemente la obra más equilibrada y mejor conseguida de las siete. Se rueda puntualmente en exteriores (estación ferroviaria de Santa Fe y Chatsworth) y en los Estudios Paramount (LA, CA). Nominada a 3 Oscar (película, director y fotografía), consigue uno (fotografía). Escrita por Jules Furthman ("Río Bravo", Hawks, 1959), se basa en un argumento de Harry Harvey y contiene numerosas referencias al relato breve "Bola de sebo" (1880), de Guy de Maupassant. Producida por Adolph Zukor, se estrena en première el 2-II-1932 (NYC, NY).La acción tiene lugar en China, en 1931, durante la guerra civil, a bordo y en torno al tren rápido (expreso) de Pekin a Shanghai. Nueve personajes muy diversos coinciden en el vagón de primera clase. Entre ellos, el alemán Eric Baum, el pastor anglicano Carmichael, un extraño comerciante euroasiático que se hace llamar Henry Chang, un militar francés (mayor Lenard), una bella y sensual mujer oriental (Hui Fei), el doctor Donald "Doc" Harvey, capitán del cuerpo de Sanidad del Ejército británico, la cautivadora y misteriosa Shangai Lily, la Sra. Haggerty que regenta una casa de huéspedes en Shanghai y el jugador aficionado a las apuestas Sam Salt. Estos pasajeros encarnan diferentes estereotipos, como el francés encerrado en su chovinismo, el inglés flemático, el religioso puritano, la anciana caprichosa, el alemán exigente, el enfermo hipocondríaco, la prostituta de buen corazón, etc. Entre ellos se producen episodios de confraternización y choques que van desde el roce hasta la tortura, el rapto y el homicidio.El realizador focaliza la atención, más allá del relato, en la estética de las imágenes. Se preocupa, con resultados muy notables, de los juegos de luz y sombra, la composición del dibujo, la distribución del color (negro, blanco y una amplia gama de grises) y la dinámica visual. Busca, sobre todo, la exaltación del rostro de la protagonista, cuya fascinación y sensualidad subraya con encuadres precisos, acompañamientos imaginativos (rostro tras los cristales acompañado de la palma de la mano abierta en forma de estrella) y una compleja y hábil iluminación. La dirección de la fotografía corre a cargo de Lee Garmes ("Lo que el viento se llevó", 1939) y del propio realizador. La música, de Franke Harling, ofrece festivas composiciones originales de viento y percusión y música añadida del momento, que toma de los discos que Magdalen pone en el gramófono.La acción incluye una sucesión densa, rápida y variada de acontecimientos, que absorbe y retiene la atención del espectador. La acompaña un jocoso e irónico sentido del humor que cubre todo el metraje y se cuela en la secuencia final.


La fiera de mi niña

Un año antes de que se estrenaran películas del calibre de "Lo que el viento se llevó", "El mago de oz" (ambas de Victor Fleming) y/o "La diligencia" (de John Ford), Howard Hawks facturó esta obra, menor en mi opinión respecto a obras suyas posteriores con casi los mismos mimbres tipo que su magnífica obra posterior "Hattari" (felino domesticado de por medio incluído)...Aún con todo, visionar esta cinta lleva implícito contemplar los grandes logros que este aclamado cineasta legó a los anales de la cinematografía universal...Con música de Roy Webb, fotografía de Russell Metty y guión a cargo de Hagar Wilde y Dudley Nichols Hawks cumple expediente para la famosa RKO en su contrato de seis películas...Los resultados de crítica y público en los tiempos de su estreno fueron un rotundo fracaso... Con el paso del tiempo dicho fracaso se ha mitigado en parte por una especie de reconocimiento como pieza angular de inflexión en comedias posteriores de Holywood... A pesar de todo Hawks tuvo que romper su vinculación contractual y Hepburn tuvo que pagar dinero de su bolsillo a la productora para rescindir también su contrato. La cinta, con una ambientación y una fotografía francamente espléndidas tiene un ritmo bastante ágil si bien los diálogos son de una ingenuidad y una livianidad pueril por momentos sonrojantes...En los primeros minutos del metraje los tropezones, las palabras tartamudeadas,los disfraces de mujeres y los diálogos livianos y diáfanos constituyen las bases en las que parece asentarse la estructura cómica de la cinta...Sólamente al final las situaciones enrevesadas llenas de una deliciosa y ágil confusión (en algo parecido a lo que ocurría con las películas de los hermanos Marx) y pioneras de lo que se vino en llamar en la década de los 30 como las "screwball comedys" o comedias alocadas, salvan lo que parecía ser una comedia ñoña y sin demasiadas complicaciones, de rápido consumo y con el único propósito indisimulado del cumplimiento de un suculento contrato con la RKO.Si bien Hepburn no está todo lo soberbia a lo que nos tenía acostumbrados es la mejor actuación de la cinta, muy lejos de la actuación de su partenaire Gary Grant, poco creíble y sobreactuado...Aunque sólo sea por el ramillete de obras maestras que nos legó el maestro Hawks esta cinta se merece un genuflexo respeto de profundo reconocimiento.El de un gran maestro del cine.

David Huxley (poco creíble Gary Grant) es un paleontólogo del museo de historia natural de Nueva York, que lleva intentando completar el esqueleto de un brontosaurio durante cuatro años. A falta de una clavícula intercostal que por fin después de cinco años y tres expediciones ha logrado obtener, sus planes más perentorios son casarse con su ayudante Alice Swallow, una mujer demasiado comprometida con su trabajo y capaz de renunciar a su luna de miel por cumplir a rajatabla con su deber profesional.Así pues, el día antes de casarse a las tres de la tarde de un mes de junio y de completar por fin su proyecto de brontosaurio, tiene una cita con el abogado y representante de su mecenas (una anciana multimillonaria dispuesta a donar un millón de dólares con fines filantrópicos interpretada por May Robson), el señor Peabody, para jugar una partida de golf. Una confusión con la pelota de golf lleva a Huxley a toparse con Susan Vance (correcta Katherine Hepburn), una mujer-niña caprichosa sobrina de la mecenas de Huxley...Vance se enamora de David e intentará enamorarle obligándole a compañarla a Westlake en Conneticut para llevar un leopardo llamado Baby que enloquece al escuchar la canción "Sólo te puedo dar amor, Baby",( y que su hermano Mark le ha enviado desde Brasil) a la casa de campo que su tía paterna tiene allí, con el objeto de que a ésta no le diera un telele...Una vez allí la situación se complica cuando su tía se presenta de improviso con su perro George y ambos tienen que esconder continuamente a Baby, amén de la identidad real de Huxley, ya que está en juego la donación del famoso millón de dólares...A partir de ese momento Huxley pasará a llamarse Mr Hueso (Bone) y se "convertirá" en un famoso cazador, que precisamente compartirá conversaciones con el invitado de la mecenas, el señor Horace otro gran cazador...George roba el hueso de Huxley... Una peligrosa pantera se escapa de un zoo cercano... La policía atrapa a Huxley por voyeur y a Susan por loca... la cárcel se llena de la "banda del leopardo"...



La primera colaboración de Hepburn y Grant se dio en "La gran aventura de Silvia" (G. Cukor, 1935).David desea llegar a tiempo a su boda, recuperar el hueso de brontosaurio que el perro George ha enterrado en un lugar desconocido, obtener 1 M de dólares de subvención para su proyecto. El humor se combina con la tensión que imponen el avance del reloj, la fuerza de las garras de Susan, la actitud cada vez más hostil de la tia Elizabeth (la mecenas) hacia David/Hueso y el descontrol general de los acontecimientos que se produce cuando interviene el comisario.Contiene elementos que evocan "La fierecilla domada", de Shakespeare.La escena final suma confusiones, huidas, confesiones y calamidades.



Realizada por Howard Hawks, se basa en un argumento de la escritora Hagar Wilde, adaptado por Dudley Nichols y por ella. El rodaje se prolongó 40 días más de lo previsto, lo que incrementó los costes hasta 1 M dólares. Producida por Howard Hawks y Dudley Nichols para la RKO, se estrenó el 18-II-1938 (EEUU).La acción tiene lugar en NY y en Westlake (Conneticut) durante dos días, en 1937, con un epílogo situado 3 días después. Narra las desventuras de David Huxley (Cary Grant), paleontólogo, absorbido por el trabajo, a punto de casarse con su ayudante, Alicia Swallow (Virginia Walker). Mientras gestiona una subvención para su Universidad de 1 M. dólares con el Sr. Peabody, conoce accidentalmente a Susan Vance (Katharine Hepburn), que decide impedir por todos los medios que se case y le hace víctima de una rueda de calamidades. Él es tímido, despistado, responsable y manejable. Ella es guapa, caprichosa, impulsiva, entrometida, excéntrica y manipuladora.La película, segunda colaboración de Hepburn y Grant, es una comedia romántica, cómica y alocada, que fijó los cánones de lo que vino en llamarse "screwball comedy". La comicidad se basa en el calvario de tropelías al que Susan somete a David: le abolla el coche, le rompe el smoking y las gafas, le sustrae la ropa mientras se ducha y le encomienda el cuidado de un leopardo llamado "Baby". Otro soporte de comicidad viene dado por la inversión de estereotipos: ella es la que lleva la iniciativa, emplea la fuerza para arrastrar al leopardo y domina al hombre. Él es víctima de abusos, tropieza con frecuencia y viste la bata vaporosa y profusamente adornada de ella. Otra fuente de comicidad radica en la suplantación de personalidades, la ocultación de identidades y la confusión de las mismas: ella hace pasar a David por cazador, aventurero y loco, y le cambia el nombre por el de Hueso y el de Jerry. Se confunden las identidades del leopardo domesticado y del salvaje. Se hace uso de lances visuales físicos, como tropiezos, rebalones, caídas, empujones, chapuzones. Se incluyen referencias excéntricas, como la canción que amansa al leopardo y permite tomarlo en brazos, la incredulidad con la que el borrachín Gogarty contempla los hechos inverosímiles de la acción (suplantando el papel el espectador), la renuncia de la novia a la luna de miel para poder trabajar más y el protagonismo de los animales: dos leopardos, un perro terrier y un brontosaurio.La fotografía, de Rusell Metty, en b/n, apoya la comicidad visual y refuerza la de otras fuentes. El guión es rico en equívocos. La interpretación de Hepbrun, actriz dramática acreditada, demuestra su aptitud para la comedia cómica. La dirección impone un ritmo vertiginoso, acorde con el sentido alocado del relato. Añade picardía y sutilezas.Película clásica, fresca, optimista y divertida, de excelente e inusual consistencia cómica. Pese a no obtener en principio un adecuado reconocimiento, el tiempo la ha convertido en una comedia de referencia.






La senda tenebrosa



Esta es la tercera película que ruedan juntos los dos protagonistas, tras "Tener y no tener" (1944) y "El sueño eterno" (1946). Escrita y dirigida por Delmer Daves, se basa en una novela del gran David Goodis. La acción se localiza en San Francisco y sus alrededores. Un hombre inocente, condenado erroneamente por el asesinato de su esposa, Vincent Parry (H. Bogart), se fuga de la prisión de San Quintín con el doble propósito de averiguar quién fue el autor del crimen por el que fue condenado y rehacer su vida. La película no muestra el rostro del protagonista hasta transcurridos los primeros 61 minutos de metraje. Entretanto se hace uso de la "cámara subjetiva", consistente en que ésta se sitúa en el interior del personaje y muestra sólo lo que él ve, piensa, dice y oye.




El encuentro con Irene Jansen (L. Bacall) y el romance que se establece entre Vincent y ella destilan un clima de sinceridad, veracidad y credibilidad pocas veces superado en el cine. Secuencias culminantes del film son la que muestra a Vincent e Irene, situados uno junto al otro, mirando en el espejo, que ocupa casi toda la pantalla, el resultado de la operación; la pelea entre Vincent/Alan y el chantajista junto al mar y bajo la imagen inmensa del Golden Gate; y la huída de Bogart por la escalera de incendios del edificio que entonces era el más alto de San Francisco. La fotografía corre a cargo del notable Sidney Hickox ("Tener y no tener", "Al rojo vivo"), que hace un uso excelente de la cámara, con secuencias largas y estáticas, junto a otras en las que mueve el objetivo suavemente para mantener la imagen centrada con precisión. Superpone imágenes y las multiplica para explicar los delirios del sueño de Vincent. El director de la música es Franz Waxman, especializado en composiciones cinematográficas ("El crepúsculo de los dioses", "Rebeca", "Un lugar en el sol"). Se sirve de trompetas, instrumentos de viento acompañados de cuerdas, y percusión suave, en melodías que crean sensaciones de intimidad, temor, alegría. El guión es el elemento más débil de la obra: la poca verosimilitud de algunas situaciones y saltos en la explicación de algunos hechos, abonan esta valoración. Los diálogos están muy bien construídos. El punto más fuerte de la película viene dado por las interpretaciones sobresalientes de Bogart y Bacall, llenas de magnetismo y seducción. Destaca la intervención de Agnes Moorehead en el papel de la villana Magde Rapf.





Obra emblemática del cine negro americano de Postguerra, que resulta interesante, abosorbente y entretenida. Incorpora elementos de thriller y de romance. Imprescindible para los amantes del cine de Bogart y Bacall.


TÍTULO ORIGINAL Dark Passage AÑO 1947

DIRECTOR
Delmer Daves
GUIÓN
Delmer Daves (Novela: David Goodis)
MÚSICA
Franz Waxman
FOTOGRAFÍA
Sid Hickox (B&W)
REPARTO
Humphrey Bogart, Lauren Bacall, Bruce Bennett, Agnes Moorehead, Tom D'Andrea, Clifton Young, Douglas Kennedy, Rory Mallinson, Houseley Stevenson
PRODUCTORA
Warner Bros. Pictures


Un hombre que ha sido encarcelado injustamente por el supuesto asesinato de su mujer escapa de la prisión, y decide cambiar sus rasgos mientras intenta demostrar su inocencia. Una atractiva y desconocida mujer le presta ayuda, porque su padre también fue víctima de una injusticia.Esta es la historia que plantea la Senda tenebrosa, un brillante ejemplo del cine negro desarrollado durante la década de los 40 y principios de los 50. El guión en si, no rompe esquemas dentro de su género, pero plantea un sólido relato de misterio e intriga, con un ritmo en crescendo que atrapa al espectador de principio a fin. El conflicto que plantea el film centra su base en el personaje de Bogart, relacionado con Lauren Bacall, la cual aporta un magnetismo clave a la hora de enfrentar el desarrollo de la acción. La visión mundana de la obra no disgrega en casi ningún aspecto de la planteada por el género negro, confluyendo elementos dogmáticos: confrontación campo-ciudad, tinte pesimista y melancólico, dualidad paralela entre los ejes de una sociedad corrupta y ahogada en si misma… y como no, una densa y agobiante atmósfera planteada desde las calles del inconfundible San Francisco. La fotografía es un punto de inflexión al valorar el apartado técnico o visual de la senda tenebrosa. Sidney Hickox convence realizando un esplendido trabajo de captación de exteriores, sin olvidarnos, eso si, de unos más que loables interiores retratados perfectamente a través de un sabio uso de luces y sombras, como ejemplo el apartamento de Bacall con un marcado estilo modernista. Reseñamos también el uso de la cámara en primera persona (subjetiva), como un aporte de originalidad y frescura que ameniza casi la mitad del metraje total de la cinta. Sobriedad y clase definen a la perfección la música otorgada por Franz Waxman. Entre el elenco de actores aparte de Bogart y Bacall, destaca Bruce Bennett, quién lleva acabo una convincente interpretación.Ejemplar obra negra, necesaria para conocer los pilares en los que se construyen películas míticas del cine americano de la posguerra.



La dama de Trinidad



Producida y dirigida por Vincent Sherman ("El señor Skeffington", 1944), se basa en un argumento de Berne Gilers. Se rodó en los estudios de Columbia con un presupuesto moderado. Obtuvo una nominación a los Oscar (vestuario). Se estrenó el 29-VII-1952 (EEUU).La acción tiene lugar en la capital de Trinidad, colonia británica en 1952, situada cerca del delta del Orinoco. Narra la historia de Chris Emery (R. Hayworth), bailarina y cantante de cabaret, cuyo marido muere en extrañas circustancias, que levntan las sospechas del inspector Smyte (Tarin Thatcher). Seteve Emery (Glenn Ford), hermano del difunto, llega a Trinidad correspondiendo a una carta que recibió de su hermano, fechada el día de su muerte, en la que le dice que tiene un trabajo para él. La carta prueba que el hermano no se suicidó, como sostiene la versión oficial. Por ello emprende una investigación sobre los principales sospechosos: la viuda y el magnate Max Fabiran (Alexander Scourby).






La pelicula supuso el regreso al cine de R. Hayworth, tras 4 años de ausencia por su matrimonio con Alí Aga Khan. La dirección de Columbia decidió realizar un film a medida de su lucimiento personal. El guión contiene calcos de "Gilda" (1946), como el entorno exótico, la cantante de cabaret, canciones sensuales, bailes tórridos, la bofetada y la presencia de Glenn Ford como galán. El argumento, propio de un film de serie B, se centra en las maquinaciones de un oscuro personaje, enriquecido misteriosamente, y de su estrafalaria pandilla, que suma matones, profesores, ingenieros y conspiradores. El arco dramático aúna dos líneas de tensión. Las investigaciones de Steve y de la policía, que avanzan con dificultad, y los planes de la banda, que se mueve febrilmente al amparo de falsas apariencias. En el epicentro del drama está la bella Chris, que asume riesgos innecesarios, coquetea con Max, suscita los celos de Steve y es presionada por Smyte. El film se beneficia del brillo de los protagonistas, la emoción de ver de nuevo a la pareja estelar de "Gilda", un vestuario de gran nivel y una banda musical adecuada. Pese a la época de la obra, los personajes de color son tratados con respeto y simpatía, como en el caso de Dominique (Juanita Moore), que es quien saca de la perplejidad y del error a Steve.La música ofrece ritmos de calypso, fragmentos orquestales románticos y dos canciones originales: "I've Been Kissed Before" y "Trinidad Lady". La fotografía, en espléndido b/n, proyecta sombras, ofrece escenas nocturnas de excelente contraste e imágenes de proximidad que acarician el rotro seductor de Hayworth, de 34 años. El guión, ambientado en la Guerra fría, se basa en un argumento ingenuo, exagerado y poco convincente. La interpretación de Hayworth es espléndida, aunque algo insegura. Destaca la buena química que se establece entre ella y Ford. La dirección, en los últimos años de profesión, ofrece una obra interesante y grata.La película es la 4ª colaboración de Hayworth y Ford.




Bailando nace el amor

Qué maravillosa pareja, desde el primer instante la película te engancha con una trama de enredo muy divertido. Fred Astaire está sublime y qué decir de mi Gilda... maravillosa como siempre, qué gran artista.. en esta película podemos disfrutar de una gran actuación con baile incluido. Ha sido una película muy agradable de ver de las que te hacen irte a la cama con una sonrisa... por cierto grandioso Menjou, todos los secundarios todo ello aderezado con la orquesta de Xavier Cugat.





A juzgar por la química entre la pareja y coincidiendo recientemente con la también común "Desde aquel beso", la pareja Astaire-Hayworth parece asentarse tras la "ruptura" profesional con la gran pareja del genial bailarín y por la que siempre será recordado indisociablemento como fue Ginger Rogers. Todo esto parece congeniar, salvo que tras esta película y pese formar una buena pareja de baile y el éxito cosechado por el film, la pareja misteriosamente jamás volvió a colaborar. La película es la típica comedieta romántica para el lucimiento de sus protagonistas y a buena fe que lo hacen, Astaire, pese a que los años empiezan a pasar factura, baila como acostumbra y Hayworth, no conforme con hacerle incluso sombra en los números musicales sale más bella y radiante que nunca.


TÍTULO ORIGINAL
You Were Never Lovelier
AÑO
1942

DIRECTOR
William A. Seiter
GUIÓN
Delmer Daves & Michael Fessier
MÚSICA
Leigh Harline, Jerome Kern, Johnny Mercer
FOTOGRAFÍA
Ted Tetzlaff (B&W)
REPARTO
Fred Astaire, Rita Hayworth, Adolphe Menjou, Isobel Elsom, Leslie Brooks, Adele Mara, Gus Schilling, Barbara Brown, Douglas Leavitt, Xavier Cugat
PRODUCTORA
Columbia Pictures
PREMIOS
1942: 3 nominaciones al Oscar: Mejor banda sonora (Musical), canción, sonido



Esta noche y todas las noches

Una simple historia de amor entre las bambalinas de un teatro de music hall y bajo las bombas alemanas sobre Londres. Esa localización de la historia falla en cuanto que la gente parece no sufrir mucho, mejor nada, por la guerra a favor de la edulcoración amorosa. Pero en el cine cualquier cosa puede pasar.La planificación es bastante simple pues la cámara casi siempre ocupa el lugar de un espectador en un palco o en la platea consiguiendo así que veamos el efecto global de la coreografía. La iluminación y el color hacen resaltar todos los números.Rita Hayworth no es especialmente buena bailando ni cantando pero su cuerpo es sensual y le saca todo el partido que en esos años la censura podía permitir. Eso si, su cara ilumina toda la pantalla en sus primeros planos. Además tenemos como un adelanto de cómo se pueden quitar los guantes de la manera más erótica.Janet Blair, como actriz secundaria, está espléndida cantando, bailando e interpretando su propia historia de amor.Con todo es una película para nostálgicos de los musicales de Hollywoodd que no saldrán defraudados.





TÍTULO ORIGINAL
Tonight and Every Night
AÑO
1945

DIRECTOR
Victor Saville
GUIÓN
Abem Finkel, Lesser Samuels (Obra: Lesley Storm)
MÚSICA
Marlin Skiles, Morris Stoloff
FOTOGRAFÍA
Rudolph Maté
REPARTO
Rita Hayworth, Lee Bowman, Janet Blair, Marc Platt, Leslie Brooks, Professor Lamberti, Dusty Anderson, Stephen Crane, Jim Bannon, Florence Bates, Ernest Cossart, Richard Haydn, Philip Merivale, Patrick O'Moore
PRODUCTORA
Columbia Pictures
PREMIOS
1945: 2 nominaciones al Oscar: Mejor bso (Musical), canción




sábado, 30 de julio de 2011

Put the blame on mame





















Solo por contemplar a Rita Hayworth interpretando ”Amado mío” y sobre todo “Put the blame on mame” vale la pena ver esta película, en ella Rita se hizo mito con toda justicia, que recital de sensualidad, de insinuación, de picardía, que striptease mental, solo se quitaba el guante, pero todos la desnudamos tantas veces. Aquí cimento su fama de mujer fatal que luego incrementó en La dama de Shanghai, pero fue en Gilda en donde el publico ya la adoró para siempre. Fue esta la película de Rita, se comió a todos los demás y la hizo suya. Y eso que Glenn Ford estaba estupendo y los secundarios a un altísimo nivel, pero ella se elevo por encima de todos y dejó su huella indeleble para siempre, también al revés Gilda dejó huella en Margarita Carmen Cansino, conocida además como Rita Hayworth.Al margen de Rita la película es una maravilla una autentica demostración de cómo se hacían las cosas en el Hollywood de entonces, la fotografía, los encuadres, el extraordinario guión salpicado de diálogos memorables, de esos que ya no se hacen. Todo el ambiente que la rodea, en el que nos sumerge, huele a obra de arte. Juegos de palabras llenos de ingenio, lo que muestra, lo que deja entrever, es una delicia, todo encaja, nada desentona. El ritmo perfecto de la narración, la emoción que desprende, la tensión que se palpa, todo bien, todo en su sitio.No cabe duda de que es un clásico, que marco una época y que dejo un recuerdo imborrable a unas cuantas generaciones de cinéfilos. Y vuelvo otra vez a Rita, muy pocas mujeres han tenido ese idilio con la cámara, pocas han sido tan queridas por la cámara, muy pocas han mostrado de manera tan rotunda su sensualidad a través de la cámara. Es además un film que no ha envejecido, el amor, la pasión pueden manifestarse de formas distintas, pero ya existían entonces, siguen existiendo ahora y seguirán existiendo mientras salga el sol, son el motor del mundo. Y también seguirá existiendo Rita, porque siempre existirá Gilda.

Historia de un guante



Excelente melodrama pasional con tintes de cine negro, sobre la turbia relación de tres ambiguos y fascinantes personajes: Gilda, aventurera de oscuro pasado, casada con el propietario de un casino, que contrata al jugador de fortuna, Johnny Farrell, sin saber que ha sido amante de su mujer.Entre los tres se establecerá una extraña relación a tres bandas en las que primará entre Gilda y Johnny, el odio como sentimiento opuesto, y por lo tanto próximo, al amor-pasión, expresado en una relación de raíces sadomasoquistas, y la ciega e inquebrantable lealtad de Johnny hacia su jefe, en la que muchos han querido ver una relación de base homosexual.El film forma parte por derecho propio de la galería de películas míticas, debido principalmente al hipnótico magnetismo de Rita Hayworth en pantalla, a quien le bastó aparacer enfundada en un vestido de satén negro, entonando los acordes, con voz prestada, de "Put the Blame on Mame" y quitarse un guante, para marcar la educación sexual de toda una generación y elevarse a la categoría de diosa inmortal de la belleza y la sensualidad.La química desbordante entre ella y Glenn Ford, que alcanza su punto álgido en el momento en que Johnny abofetea a Gilda con la rabia del despecho y del deseo contenido, es otra de las razones de mitificación del film, junto a la espléndida fotografía de Rudolph Maté, que supo hacer que la pantalla cobrara vida, cada vez que Gilda movía su radiante cabellera roja.Gilda marcaría toda la carrera de la infortunada Rita Hayworth, que resumiría perfectamente su fracaso personal al afirmar: "Mi desgracia es que los hombres se acuestan con Gilda y se levantan conmigo".

Nunca hubo otra como ella


“No ha habido nunca una mujer como Gilda”, decían los carteles de esta película cuando se estrenó. Sesenta años después, esa fascinación sigue intacta. Nosotros envejecemos, pero Gilda mantiene legendario embrujo porque Gilda nació para quedarse en nuestros sueños cinéfilos. Recuerdo que la primera vez que la vi era un crío (había sido el único de la clase al que habían dejado verla, por lo que me pasé semanas narrándola con todo lujo de detalles), y aún ahora vuelvo a esta película llena de una inspiración y una magia cómo sólo el Hollywood clásico podía realizar.“Gilda” es una de esas reuniones mágicas que acontecen de tanto en tanto para destilar más allá del buen cine y crear leyenda, como ocurre con “Casablanca”, “Lo que el viento se llevó” y tantas otras. Es un soplo único, irrepetible (de hecho, intentaron repetir el éxito reuniendo al mismo equipo y apoyándolo con un mayor presupuesto en “La dama de Trinidad”, y la magia no apareció por ningún lado, aunque la Hayworth bailaba como los ángeles en esta producción), lleno de secuencias y diálogos que se te clavan en la mente, en la que quizás es una de las mejores películas de cine negro de todos los tiempos. Curiosamente, y esto lo comparte con “Casablanca”, pese a ser Rita la mayor estrella de la Columbia, la película se comenzó sin tener un guión acabado ni tampoco tener la menor idea a dónde irían a parar todos estos personajes en los que nada es lo que parece… sino muchísimo peor. Según iban rodando, iban creando nuevas secuencias (algunos de los diálogos se añadieron en doblaje), incluso los famosos números musicales de “Put the Blame on Mame” y “Amado mío” se realizaron casi finalizando el rodaje. No importa que Rita no supiera cantar. Nadie se movía como ella, nadie podía interpretar un personaje como este. Cuando dice en un diálogo memorable que si “fuera un rancho, se llamaría Tierra de Nadie”, quedas sobrecogido. El lucimiento que realiza en cada secuencia es espectacular. No es sólo belleza (es cierto, nunca hubo otra como ella) es la fuerza y la vulnerabilidad a un tiempo. El maravilloso número en el que ella se venga de Johnny interpretando en el casino el tórrido “strip-tease” pasa con justicia a la historia del cine (remata con la famosa bofetada). “Gilda” es una obra maestra, en la que todos los detalles que hacen una gran película están ahí con la máxima expresión. Una fotografía maravillosa de Rudolph Maté; una dirección artística que hacen un Buenos Aires improbable pero imborrable; las actuaciones prodigiosas con un Glenn Ford destilando una química insuperable no sólo con Rita, sino con Geoge Macready con el que mantiene una relación homosexual brillantemente insinuada (o un trío, pues siempre está un “pequeño amigo”); y Steven Geray, como “Tío Pío”, un personaje único en toda la historia del cine negro.Hay que saborear “Gilda”, tiene el sabor del cine legendario.

Gilda











Dirigida por Charles Vidor, se rodó en los estudios Columbia de Hollywood.


La acción principal tiene lugar en Buenos Aires en 1945/46. Narra la tomentosa relación de amor entre Johnny Farrell (Glenn Ford) y Gilda (Rita Hayworth). Después de haber sido amantes, Johnny abandona a Gilda para seguir su vida de jugador tramposo en el submundo de Buenos Aires. Un extraño, turbio, acaudalado y ambiguo personaje, Ballin Mundson (George Macready), le salva la vida y le convierte en su brazo derecho. La relación entre los dos se ve alterada cuando Ballin, después de un breve viaje, regresa casado. La película narra las relaciones tempestuosas que se establecen entre Gilda y Johnny, a raiz de su imprevisto reencuentro. Éstas se enmarcan en un Casino ilegal de juegos, la llegada a Buenos Aires de criminales de guerra nazis, la participación de Ballin en negocios tenebrosos, la sucesión de asesinatos, suicidios, muertes y desapariciones. Sobresale la belleza de Rita Hayworth, que asocia hermosura y perfidia, elegancia y maldad, en un duelo de poder a poder con su antiguo amante. Gilda encarna la figura de la mujer que no se resigna: lucha con furor, rabia y fuerza, hasta la provocación y el escándalo, contra el hombre que la ha herido y quiere someterla. La batalla de géneros se erige en clave del relato y en la base de su interés y grandeza. El striptease que inicia quitándose sensualmente los guantes y arrancándose después el collar, no es un acto de sometimiento, sino un soberbio grito de guerra.


La música aporta dos versiones de una canción original "Put Blame On Mame" y una canción de la época ("Amado mío"). Inserta fragmentos orquestales de factura vanguardista. La fotografía, de Rudolph Maté, exalta la belleza de la protagonista con primerísimos planos e iluminación que recuerdan los que William H. Daniels dedicó a G. Garbo. Es magnífico el movimiento de la cámara, que hace uso de recursos novedosos y efectistas (encuadre desde el suelo en la escena inicial) y de una sobresaliente iluminación. El guión incluye diálogos breves y rápidos, llenos de ambigüedades, sugerencias y matices. Pese a que la filmación incluyó improvisaciones y algunos añadidos finales (la canción "Amado mío"), la hilación argumental es excelente. Cuando Gilda dice que si ella fuera un rancho, lo llamarían "Tierra de Nadie", el espectador se siente estremecido; cuando entiende que la afirmación no es una definición, sino una provocación, se le hiela el alma. La relación homosexual entre Ballin y Johnny se sugiere con extrema sutileza. La interpretación de los protagonistas y de los secundarios George Macready ("Senderos de gloria") y Steven Garay billan a gran altura. El vestuario de RH es excelente: el vestido de noche con guantes está inspirado en el retrato "Madame X", de John Singer Sargent. La dirección hace alarde de virtuosismo, habilidad y versatilidad.Una de las obras míticas del cine más renombradas. Contiene imágenes arquetípicas. Imprescindible.



Pese a la destacada capacidad de entender las personas y las situaciones colectivas (como glosa el film), Johnny no alcanza a entender a Gilda. Ante su incomprensión manifiesta, el comisario Maurice Obregon (Joseph Calleia), se ve obligado a llamarle la atención.


Rebelde sin causa




Segundo film protagonizado por James Dean, realizado por Nicholas Ray (1911-1979). El guión, del joven Stewart Stern, desarrolla un argumento original de N. Ray, adaptado por Irving Schulman. Toma el título del libro “Rebel Without a Cause: The Hypoanalysis of a Criminal Psychopath” (1944), del psiquiatra Robert M. Lindner. Se rueda entre el 28/III y el 25/V de 1955, en escenarios reales de California (L.A., Calabazas, Hollywood, Santa Mónica...) y en los platós de Warner Studios (Burbank, CA). Es nominado a 3 Oscar. Producido por Davis Weibster para la Warner, se estrena el 27-X-1955 (EEUU).


La acción dramática tiene lugar a lo largo de unos pocos días de octubre de 1955. Jim Stark (Dean), joven recién llegado con su familia a L.A., coincide en la Comisaría de policía del barrio con Judy (Wood) y con John “Platón” Crawford (Mineo). Jim ha sido arrestado por embriaguez en la vía pública, Judy por vagar sola por las calles durante la noche y Platón por haber dado muerte a tiros a unos cachorros. Los tres son interrogados por el inspector Ray Fremick (Platt) y entregados a sus familiares, residentes en los alrededores, en los que se asienta una barriada de vecinos de clase media. Jim tiene 17 años, es hijo único de una madre autoritaria y fría y de un padre débil y pusilánime. Judy, de 17 años, es inocente e ingenua, y tiene problemas de relación con su padre, que no entiende y rechaza las demostraciones de afecto de la hija, ante la pasividad de la madre. Platón, de 15 años, de carácter inestable y retraído, es hijo de padres separados y no es querido por nadie. Al cuidado de una sirvienta, se siente solo y abandonado.


El film suma drama, romance y análisis sociológico. Explora el fenómeno de la rebeldía juvenil que emerge en EEUU como problema colectivo en los años 50 del XX. La nueva generación de adolescentes, llegados al uso de razón después de la IIGM, presenta una cota elevada de individuos conflictivos, transgresores, violentos y rebeldes, aficionados a las emociones fuertes, que con frecuencia caen en la práctica de actos delictivos. La idea del film surge como un intento de respuesta a la preocupación general del país por una problemática nueva y creciente. El film no es el único que aborda el problema de la conflictividad juvenil, pero deviene el más conocido y acreditado del momento. Tratan el tema films como “Salvaje!” (Benedek, 1953), “Semilla de maldad” (Brooks, 1955) y otros.



Los primeros borradores del guión establecían una relación de causalidad directa entre pobreza y delincuencia juvenil, que es rechazada posteriormente. Los hechos ponían de manifiesto que el fenómeno afectaba, también, a las clases medias y a las medias altas e, incluso, a las altas y acomodadas


Los estudios empíricos más solventes del momento ponen en relación la conflictividad y la delincuencia juvenil con problemas familiares comunes a todos los estratos de la sociedad, como desestructuración o disfuncionalidad familiar, patologías afectivas de los padres, conflictos de pareja, situaciones diversas de desatención, desafecto y descuido de los hijos, etc. Otros factores causales se relacionan con enfermedades mentales de los padres, adicciones como el alcoholismo, inestabilidad laboral, jornadas laborales prolongadas, discapacidades sobrevenidas, etc.El film relaciona, sobre todo, la conducta de los jóvenes rebeldes, con su búsqueda de la honestidad y la sinceridad en un mundo de doble moral, hipocresía y culto de las falsas apariencias. El film establece que los problemas de la juventud son, por encima de todo, el reflejo de problemas de fondo del mundo de los adultos.El film constituye para Ray una gran oportunidad para crear una obra personal. Dispone al efecto de un margen de libertad y de una capacidad de maniobra muy amplios. Encomienda el guión a un joven de 32 años, elige como actores a Dean y Wood y consigue que el rodaje se haga en cinemascope. La cinta resultante es uno de los mejores trabajos de Ray, que deja en ella la huella de su personalidad. Como corresponde a sus gustos, el protagonista es un personaje confuso, incómodo, individualista, decepcionado y solitario. Aborda temas que le son particularmente gratos, como la marginalidad, la delincuencia, la juventud, la adolescencia segada en flor. Hace referencia a algunas de sus aficiones de juventud (Planetarium), incorpora en el subtexto referencias homosexuales, se posiciona a favor de los jóvenes, etc. El film constituye una obra clave dentro de la filmografía de Ray.La interpretación de Dean, Wood y Mineo es brillante y convincente. Wood y Mineo son nominados a los Oscar (actriz y actor de reparto). Natalie Word tenía 16 años. Mineo debuta en cine. Dean se convierte en un icono del joven rebelde. Su indumentaria con los colores de la bandera americana (vaqueros azules, camiseta blanca y cazadora roja) deviene modelo largamente imitado en el país.La música, de Leonard Ronseman (“Al este del Edén”, Kazan, 1955), crea una partitura apasionada, de viento y metal, que alcanza su punto culminante en la escena nocturna en el Planetarium, a la que comunica un nivel extraordinario de tensión y dramatismo. Añade composiciones ajenas clásicas (“Coro de las valquirias” de Wagner y la canción de cuna “Lullaby” de Brahms) y dos fragmentos breves de música popular del momento. La fotografía, de Ernest Haller (“El hombre del oeste”, Mann, 1958), en color (wagnercolor) y escope, emplea colores saturados, fuertes contrastes de luz y trazos expresionistas, que evocan el ardor y el vigor de la juventud.Largometraje nº 11 de Ray, es uno de sus mejores trabajos. Film clásico y de culto, conserva parte de su interés inicial. Es un testimonio documental de una época.




Natalie Wood



Uno de los misterios más famosos de Hollywood lo constituye la muerte de la actriz Natalie Wood en 1981 durante un viaje en barco con su marido, el actor Robert Wagner, y su compañero de reparto de ese momento Christopher Walken. La versión oficial dice que la protagonista de Rebelde sin causa y Esplendor en la hierba se cayó por accidente del yate en el que viajaban y se ahogó.


Nació en San Francisco, California, con el nombre de Natalia Nikolayevna Zajarenko. Sus padres habían emigrado de Rusia poco antes. Pronto su padre sustituyó el apellido familiar por el de Gurdin y a los 4 años quedó inscrita en el registro como Natasha Gurdin. Empujada y apoyada por su ambiciosa madre Maria, Natalie Wood se convirtió en una estrella de cine infantil, que intervino en numerosas películas con notable éxito, y fue una de las pocas que consiguió llevar a cabo la transición de estrella infantil hacia actriz adulta. Natalie Wood disfrutó durante un período del estrellato, debido sin duda a su físico, a su capacidad expresiva y a la eficacia de sus actuaciones. Fue nominada al Oscar en tres ocasiones, por su interpretación en Rebelde sin causa, Esplendor en la hierba (dos obras maestras) y Amores con un extraño.

Otro de sus grandes films fue West Side Story, en el que interpretó el papel principal de María. Ya que Wood tenía una bonita voz, fue ella quién cantó todas sus canciones. Sin embargo, finalmente fue doblada por una cantante profesional, lo que le ocasionó una gran decepción. En estos años, en el apogeo de su carrera cinematográfica, a Natalie Wood se la consideró la actriz más popular de Hollywood junto con Elizabeth Taylor.

Wood estuvo casada en dos ocasiones con el actor Robert Wagner, con el que mantuvo una relación de amor y odio. Los dos estuvieron siempre en el punto de mira de la prensa y del público.

Murió prematuramente como se dice a principio al caer de noche al agua desde su yate The Splendor (así llamado en honor a la película que la consolidó como actriz, Esplendor en la hierba). La nave estaba fondeada frente a la isla de Catalina, cerca de Los Ángeles, y en esos días Natalie terminaba la película Brainstorm, con Christopher Walken, amigo del matrimonio que estaba con ellos al ocurrir la desgracia. Fue una extraña muerte: se ahogó, pero la causa está envuelta en un misterio. Se habla que estaba bajo la influencia del alcohol y las drogas o que quizás se lanzó adrede cometiendo suicidio ya que le tenía fobia al mar; como fuera, todo parece una parodia de su gran film Esplendor en la hierba donde su personaje "Deanie" trata de suicidarse lanzándose a una catarata. Murió a la edad de 43 años.

Esplendor en la hierba



...BUSQUEMOS ALGO MEJOR, LA FUERZA EN LO QUE DEJAMOS ATRÁS...
Éstos son algunos de los versos de la oda del poeta británico William Wordsworth titulada "Intimations of mortality from recollections of early childhood" de las que se valió el polémico cineasta de origen griego, Elia Kazan, a la hora de llevar a la gran pantalla esta obra, encargo del propio Kazan para el dramaturgo William Inge, quien posteriormente recibiría el oscar al mejor guión por esta misma cinta...Sobre amores imposibles en tiempos difíciles...Inge situó la trama en su lugar de juventud, el sureste de Kansas...Ambientada en la transición legendaria de los años 1928 al 1929 y su catastrófico crack bursátil que pobló de suicidios colectivos las calles del país... llegando incluso a generalizarse en aquella época con cierto toque de humor macabro, aquello de que..."...eran tantos los cadáveres en la calles que uno tenía que ir esquivándolos por doquier...".Es curioso el planteamiento de la obra, máxime si uno está al tanto de lo ocurrido en la azarosa vida de este cineasta considerado durante tanto tiempo y hasta el año de su muerte en 1999 como un felón por los compañeros de profesión...Pues bien, Kazan en esta obra se ríe de la corriente ortodoxa de la espartana y rígida moral del pueblo americano...aquella que diferenciaba a los hombres ambiciosos de los mediocres y que tan sólo compartían el sonrojo de lo no establecido moralmente...el desliz fuera del matrimonio...la mujer entregada al hombre durante el matrimonio y reprimida antes del mismo para diferenciarse de ese otro prototipo de mujer pecadora...El hombre condenado a competir en la inmesidad de un mundo en donde guardar las apariencias contribuye a mantener incólume la rectitud moral de una nación indestructible...Con una espléndida banda sonora a cargo de David Amram y una no menos sorprendente fotografía colorista de Boris Kaufman ("Doce hombres sin piedad" y "La ley del silencio"), kazan ensambló los engranajes de una nueva obra maestra, que entre otras cosas y además de dar continuidad a su famosa difusión de la escuela del método de Lee Strasberg, supuso la presentación en la gran pantalla del hermano menor de la actriz Shirley McLaine, Warren Beatty...el renacimiento de una ex-niña prodigio (21 años contaba cuando se filmó esta cinta) Natalie Wood ( "Centauros del desierto","West side Story" y "Rebelde sin causa)...el propio Inge parece ser que se reservó un pequeño papel como cura (el reverendo Whitman y su discurso sobre la futilidad de almacenar riquezas corroídas por el orín y las polillas en la tierra , y no en el cielo...) con el propósito de permanecer lo más cerca posible de Beatty...Cotilleos aparte y a pesar de sus errores, uno debe saber también los méritos del artista...y sin duda alguna éste como obra conceptual es uno de ellos...O B R A M A E S T R A.


TÍTULO ORIGINAL Splendor in the Grass AÑO 1961



DIRECTOR Elia Kazan

GUIÓN William Inge

MÚSICA David Amram

FOTOGRAFÍA Boris Kaufman


PRODUCTORA Warner Bros


La película arranca en 1928 en el sureste de Kansas. La pareja de novios Bud Stamper(W. Beatty) y Wilma Dean 'Deanie' Loomis (Natalie Wood) se hacen arrumacos dentro de un coche y frente a una pintoresca cascada... Pero Deani fuertemente influída por la represiva educación de su madre, la señora Loomis (Audrey Christie) se resiste a "desflorarse" antes de consumar el sagrado matrimonio...Deanie es hija de uno tenderos de ultramarinos de clase media-baja. Una madre que intenta inculcar unos valores fuertemente cristianos en su mentalidad..., y un padre más permisivo y comprensible y que no ceja en toda la cinta de recomendar a su hija la constante ingesta de leche ...Ambos padres están encantados con el novio de su hija, Bud, de una familia adinerada de la zona...Su padre, Ace Stamper (Pat Hingle), es un rico empresario de petróleo cuyas acciones de empresa no cesan de subir en la bolsa...Cojo debido a un reciente accidente por una caída desde lo alto de una plataforma petrolífera, intenta inculcar a su hijo su competitivo carácter de ganador...Su madre, la señora Stamper (Joanna Roos) es una pusilánime mujer que acaba de traer recientemente de Chicago a la hermana pequeña de Bud, Ginny (Barbara Loden), una conflictiva e incomprendida muchacha que acaba de abortar una criatura fruto de una relación esporádica con un mafioso de aquella zona...Ace se siente enormemente avergonzado por la actitud de su hija Ginny, por lo que deposita toda su confianza en su otro hijo Bud...La vida les separa,y mientras Bud hace su vida en Yale con un rotundo fracaso (ya que su única ilusión es ser granjero)...en un restaurante de New Haven conocerá a Angelina (Zohra Lampert), una camarera de origen italiano con la que terminará casándose y teniendo un hijo y otro en camino en un rancho del sur de Kansas...Deanie por contra, tras superar su crisis, conocerá a Johhny, un compañero interno también, cirujano de Cincinnati con el que terminará casándose...En el medio, 1929 un nuevo y catastrófico año, que supuso el desplome bursátil y la subsiguiente ruina y desesperación de una sociedad que comenzó a autodiezmarse con cadáveres por todas las aceras, el señor Ace entre ellos...Los Stamper se arruinan, mientras que los Loomis se enriquecen ya que vendieron por azar (para costear el psiquiátrico de su hija) las acciones a tiempo...Al final, Deanie visita acompañada de sus viejas amigas de instituto el rancho de Bud..."...y aunque sus ojos ya no puedan ver ese puro destello que la deslumbraba, aunque ya nada le pueda devolver la hora del esplendor en la hierba, y de la gloria en las flores, no hay por qué afligirse sino buscar algo mejor...en la fuerza de lo va quedando atrás...".

Lilith



Un hombre vuelve de la guerra e intenta dotar de sentido a su vida entrando a trabajar en un psiquiátrico de lujo, una residencia que parece respirar fuera del tiempo, en un espacio diferente.Primo Levi cuenta en un relato breve tres versiones de la historia de Lilith. En la primera, Dios creó una forma sin forma (un golem) y la partió en dos seres (varón y hembra) de idéntica jerarquía: Adán y Lilith. Ambos anhelaban unirse de nuevo, pero, ¿quién debía situarse debajo y quién encima? Adán trató de forzar a Lilith pero no pudo doblegarla y Dios tomó partido por el macho de la especie. “Y como los dos varones insistían, ella blasfemó contra el Señor, se convirtió en diablesa, salió volando como una flecha y fue a establecerse en el fondo del mar.” Hay quien sostiene que habita en el mar Rojo y “todas las noches levanta el vuelo, se da una vuelta por el mundo, rompe los cristales de las casas en las que hay niños e intenta sofocarlos.”En la película de Robert Rossen, el reino de Lilith está en el agua, en los reflejos, más allá de la sociedad convencional: juegos de luces en las ondas, paseos junto a la ribera, acuarios, la turbulencia de la espuma entre los rápidos del río… Las dos secuencias con los niños (los vendedores de sandías y el niño del aro) son inquietantes, turbadoras; destellos de ese reino legendario y ominoso.“Otras veces entra en el cuerpo de un hombre, y éste queda embrujado.”La segunda historia de Lilith es la del semen. “A ella le gusta mucho el semen del hombre, y anda siempre al acecho para ver dónde ha caído (generalmente en las sábanas). Todo el semen que no acaba en el único lugar consentido, es decir, dentro de la matriz de la esposa, es suyo: todo el semen que ha desperdiciado el hombre a lo largo de su vida, ya sea en sueños, por vicio o adulterio.” Con ese semen engendra hijos sin cuerpo, pequeños espíritus malignos “que hacen que se corte la leche y el vino, corren por los desvanes y atan los cabellos de las muchachas.”En la película, el pelo de Lilith queda enredado en el telar y Vincent Bruce lo desenreda.La tercera versión viene de los cabalistas y sostiene que Dios, no pudiendo soportar la soledad ni resistirse ante la tentación, hizo de Lilith su amante. Esa relación indecente es causa y efecto del mal que hay en el mundo. “Mientras Dios siga pecando con Lilith, habrá sobre la tierra sangre y dolor. Pero vendrá un día en que un ser poderoso haga morir a Lilith y ponga fin a la lujuria de Dios y a nuestro exilio.”Estos relatos, con sabor a tradición oral hebrea, nos acercan a la temperatura emocional de la película. Que nadie busque realismo ni verdad de escuadra y cartabón. Es otra la verdad que aquí entra en liza: la verdad del arte, la magia de lo fílmico, la realidad de un universo imaginario.


DIRECTOR
Robert Rossen
GUIÓN
Robert Rossen (Novela: J. R. Salamanca)
MÚSICA
Kenyon Hopkins
FOTOGRAFÍA
Eugen Schüfftan (B&W)
REPARTO
Warren Beatty, Jean Seberg, Peter Fonda, Kim Hunter, Anne Meacham, James Patterson, Robert Reilly, Gene Hackman, Jessica Walter
PRODUCTORA
Columbia Pictures presents a Centaur Production



Casi al inicio de la cinta, el psiquiatra jefe nos dice cómo hemos de leer la historia de Lilith. La araña demente teje una tela que se sale del canon. Menos funcional, quizás, pero mucho más bella y desasosegante, con asimetrías y saltándose el patrón habitual. Nada de teorías científicas, sino una visión romántica de la locura. Tal visión no puede prescribir, por la sencilla razón de que es una opción estética y no un paradigma de la medicina.La narración está trenzada con primor de araña esquizofrénica. La galería de locos es extraordinaria. Los paralelismos inquietan y componen un lienzo memorable (en el picnic inicial, Lilith trata de hacer que Steven muera; al final, una acción de Vincent provoca el suicidio de ese mismo personaje. La tara de Lilith se relaciona con el suicidio de un hermano que no quiso zambullirse en el incesto; Vincent idolatra el recuerdo de su madre demenciada, y ve en Lilith a su reencarnación).Las escenas de sexo son desvergonzadamente hermosas. El objetivo no huye de las nalgas y entrepiernas. Los cuadros comprimen a los protagonistas en sus arrebatos. El predominio del contrapicado en la composición de las secuencias nos habla de un espacio nada recto, en lo físico y en lo moral. Los encuadres cortan las cabezas y los cuerpos, la luz esculpe rostros, los vuelve encantadores, pasionales, lúbricos y monstruosos. Es excesiva la permanente mueca Actors en la cara y ademanes de Warren Beatty, pero Jean Seberg actúa de manera esplendorosa.Todas las escenas acuáticas resultan fascinantes: el primer picnic; el paseo en bicicleta; el beso de Lilith a su propia imagen reflejada en el agua, arremangándose el vestido; el ardor desatado junto al río…La película es diáfana y maravillosa. Lilith vive confinada detrás de su ventana (primero la vemos de espaldas, mirando a través del enrejado de su habitación; antes de verla de frente, oímos el sonido de su flauta: cómo no pensar en un pájaro enjaulado). En realidad, más que una cárcel, la reja es una red; la red en la que atrapa con sus artes seductoras. Está de espaldas, sí, pero el plano picado nos muestra una figura firme y poderosa (Lilith), los rombos de la reja y, como un insecto diminuto, a Vincent Bruce pasando por delante. El canto de la flauta no es la letra triste del romance del cautivo; es el sonido embriagador de la sirena.Los objetos (el retrato, la anilla del torneo, el hielo, la caja, la muñeca) son fetiches hábilmente utilizados. El movimiento de la cámara es perfecto (en una ocasión, vemos a la pareja entrando en la habitación de ella; la reja se sitúa en primer plano; la cámara se desplaza para arriba y, por un momento, intuimos que la reja puede ser sobrepasada… pero no, la cámara nos dice que no existe escapatoria). El ritmo coincide con el de la araña tejedora. La tela de los fotogramas nos envuelve y, casi sin quererlo, nos vemos poseídos por el espíritu carnal de la más pura cinefilia.

sábado, 23 de julio de 2011

Cantando bajo la lluvia



Obra maestra indiscutible del musical, de la comedia y de la propia historia del cine, que narra una divertida sátira sobre el propio mundo del cine, en su transición del periodo mudo al sonoro, repleta de referencias y guiños cinéfilos, debidos al excelente y divertido guión de Betty Condem y Adolph Green.


La dirección de Kelly y Donen es rabiosamente dinámica y muy moderna en la época en que fue rodada.


Kelly brilla con luz propia en el papel protagonista, tanto en las escenas de comedia, las de acción, rememorando su reciente papel de D'Artagnan en "Los Tres Mosqueteros", y está sublime en las secuencias musicales, tanto en la romántica balada "You're my Lucky Star", como en la irreverente y gamberra "Moses", la esperanzada y optimista "Good Morning", o la grandiosa "Singing in the rain".





Donald O'Connor es el perfecto y simpático compañero de Kelly, retomando y superando la función que había asumido Frank Sinatra en films anteriores, su interpretación de "Make'em Laugh", subiéndose literalmente por las paredes, es uno de los más dinámicos y divertidos números musicales jamás filmados.El resto del reparto, incluyendo a Jean Hagen y Debbie Reynolds, está sencillamente perfecto en los papeles asignados.


Mención aparte merece una maravillosa Cyd Charisse, cuya hipnótica aparición en el doble papel de ángel y demonio en el número "Broadway Melody", le valió el papel protagonista al año siguiente, en el musical "Melodías de Broadway,1955", junto a, nada menos que, Fred Astaire, y el recuerdo imperecedero de todos los amantes del cine.



El optimismo, la fuerza y la alegría de vivir que emanan del film, siguen siendo tan contagiosos en la actualidad, como lo fueron en el momento de su estreno, ¿o es que alguien es capaz de resistirse a tararerar "Singing in the rain" cuando suenan sus primeros compases?


Uno de los mejores musicales que se han hecho hasta hoy...(por no decir el mejor). Todas las escenas se disfrutan por igual, ya sea para reír o para dejarnos llevar con sus canciones y bailes. Y qué decir de la inolvidable escena que da nombre a la película...viéndola entiendes porque al cine se le llama: El séptimo arte.



Imprescindible verla.




Anthony Perkins



Aunque su papel en Psicosis es lo más famoso que hizo Anthony Perkins, la carrera de este magnífico actor tiene obras maestras como El cuarto mandamiento (de O.Welles, que por cierto, adoraba a Perkins) o Arde París.El caso es que toda la capacidad actoral de este señor (muchos creyeron en su feminidad y en su debilidad, confundiendo a Perkins con Norman Bates) se vio truncada por un final trágico. En su vida profesional no pudo escapar de Bates y terminó haciendo cuatro Psicosis...


Desgarbado, atractivo, talentoso, Anthony Perkins nació el 4 de Abril de 1932 en la Ciudad de Nueva York, en el seno de una familia con raíces en el Mundo del Teatro. Estos antecedentes familiares hicieron que Perkins se interesase pronto por la interpretación, tomando clases en diferentes escuelas de actores que le llevarían a su joven debut a principios de los 50 en el teatro y el cine, así como en el mundo de la música, donde obtendría un éxito notable.

Sin embargo, Hopkins, que aparentemente lo tenía todo, arrastró dos losas desde su niñez: la traumática muerte de su padre, cuando sólo contaba cinco años, y la presencia dominante de una madre posesiva.

Como explica, entre otras mucha fuentes, el libro ‘Split Image: The Life of Anthony Perkins’, publicado hace cuatro años, y que contempla la vida profesional y personal del actor, según declaraciones de él mismo: ‘Ella no es sólo la mejor amiga, es la amante más ardiente (She’s the most ardent lover)“. Admitiendo que su relación con su madre fue ‘anormalmente cercana‘ y echando de menos explícitamente a su padre fallecido, es comprensible que Perkins declarase igualmente: ‘No hay nada acerca de mí que quiese ser, pero me sentía maravillosamente feliz siendo cualquier otro‘.

Esta fue posiblemente la razón, el escapismo de una realidad que detestaba, la razón por la que Perkins optó por dedicarse a vivir dos dobles vidas. Por un lado la natural de un actor que se sentía, en este caso, más cómodo en la piel de sus personajes que en la suya misma, que le haría trabajar a las órdenes de directores esenciales como William Wyler, Anthony Mann, Stanley Kramer, Joshua Logan, Claude Chabrol, Mike Nichols, Orson Welles o John Huston.

Por otro lado la de un promiscuo homosexual en la sombra, que en una era especialmente represiva para los gays en Hollywood, la de la remodelación de la Industria durante los 50 y los 60 del Siglo XX, no se privó sin embargo de amar a hombres en privado o disfrutar de ellos en público.

Perkins frecuentaba en la mucho menos indiscreta, para una estrella joven, Gran Manzana, sórdidos cines porno gay, en los que se recreaba masturbándose mientras veía a otras parejas practicando sexo en los rincones oscuros, y tanto en una costa como en la otra, mantuvo romances más o menos largos, como el también entonces joven ídolo de la pantalla y cantante Tab Hunter, quien en su autobiografía ‘Tab Hunter Confidential’ habla sobre su errática relación con el actor y el secretismo extremo que tuvieron que mantener sobre ello en aquella época.

El bailarín Rudolf Nureyev o los también actores Rock Hudson o Roddy McDowall estuvieron también en su lista de amantes, mientras convivía durante años con una tal Helen Merrill, una mujer muchos años mayor que él, en la que encontró la perfecta réplica de esa madre a la que amaba/detestaba.

Cuando todo Hollywood sabía de puertas para adentro de la homosexualidad de la estrella, sorprendentemente, en 1973, a sus 41 años, contrae matrimonio con Berry Berenson, hermana de la también actriz Marisa Berenson. Fotógrafo, modelo y también actriz, Berenson, 16 años más joven que Perkins, vivía platónicamente enamorada del actor desde los tiempos en que este fuera su ídolo de juventud en los tiempos del instituto.

Pese a la estable apariencia de su relación (ambos tuvieron dos hijos del matrimonio, Oz Perkins y Elvis Perkins, ambos músicos y ocasionales actores), la permisividad de Berenson procuró al actor seguir manteniendo su cómoda doble vida que basculaba entre el hogar familiar y una sucesión de amantes masculinos que acabaron siendo la espoleta que acabó con su vida, muriendo en 1992 por complicaciones derivadas del SIDA.


Dorothy McGuire

Estrella del Hollywood de los años 40 y 50, Dorothy McGuire nació el 14 de junio de 1916 en Omaha, Nebraska (Estados Unidos). Desde su adolescencia y en su etapa escolar ya representaba obras de teatro.


Cuando tenía 19 años se trasladó a Nueva York, lugar en donde triunfó con sus actuaciones en Broadway. Títulos como "Our Town", "My Dear Children" o "Claudia" hicieron que el productor David O. Selznick le hiciese una oferta para actuar en Hollywood. Su primera película fue para la Fox, la versión cinematográfica de "Claudia" (1943) de Edmund Goulding, que alcanzó un gran éxito y convirtió a su protagonista en una rutilante estrella.


En lo que restaba de década de los años 40, Dorothy intervino en títulos como "Lazos Humanos" (1945) de Elia Kazan, "Su Milagro De Amor" (1945) de John Cromwell, "La Escalera De Caracol" (1946) de Robert Siodmak o "La Barrera Invisible" (1947), película de Elia Kazan por la que fue nominada al Oscar (ganó el premio Loretta Young por "Un Destino De Mujer"). En los años 40 también retomó el papel de Claudia en "Claudia y David" (1946), un film dirigido por Walter Lang.

La carrera de McGuire continuó a gran altura durante los años 50 y 60 ofreciendo versátiles caracterizaciones. Sus películas imprescindibles de esta etapa son "El Caso 880" (1950) de Goulding, "Creemos En El Amor" (1954) de Jean Negulesco, "La Furia De Los Justos" (1955) de Mark Robson, "La Gran Prueba" (1956) de Willian Wyler, "Fiel Amigo" (1957) de Robert Stevenson, "En Una Isla Tranquila, Al Sur" (1959) de Delmer Daves, "En La Escalera Oscura" (1960) de Delbert Mann, "Los Robinsones De Los Mares Del Sur" (1960) de Ken Annakin y "Susan Slade" (1961) de Delmer Daves. También apareció encarnando a la Virgen María en "La Historia Más Grande Jamás Contada" (1965) de George Stevens.

Dorothy se casó con el adinerado fotógrafo John Swope, con quien tuvo a su hija Topo, también actriz.

A partir de mediados de los años 60 intervino en muy pocas ocasiones en la gran pantalla, siendo más prolíficas sus actuaciones en televisión, medio en el que pudo ser vista en episodios de series como "Autopista Hacia El Cielo", "Hombre Rico, Hombre Pobre" o "St. Elsewhere".

Falleció a los 85 años de edad el 13 de septiembre del año 2001.





El hombre del oeste

Podría haber disputado a Clark Gable el título de Rey, a James Stewart la encarnación del americano medio, a Cary Grant ser la quitaesencia del comediante o a Henry Fonda la mirada más limpia.

Le conocimos como Gary Cooper, alto, elegante, y amable, aunque contasen cosas feas sobre su comportamiento en la Caza de Brujas...

Triunfó en las pantallas durante más tiempo que ningún otro con la fuerza de la serena mirada de sus ojos azules. La verdad es que no podemos imaginar a Marlene Dietrich siguiendo por el desierto a otro que no sea a él, y es difícil pensar en otro para encarnar el miedo, y la entrega, del sheriff Kane en un pequeño pueblo del oeste, justo al medio día.

Sigue siendo un completo misterio, la capacidad de seducción de algunas antiguas estrellas. Gary Cooper fue una de ellas, capaz de encarnar a rudos y sencillos vaqueros al comienzo de su carrera o a complejos personajes en sus últimos años, además de a esos americanos medios, ingenuos y honestos, que crearon directores como Frank Capra o Howard Hawks.

Quería ser caricaturista, pero acabó de actor

Frank James Cooper nació en Helena, Montana, el 7 de Mayo de 1901, en lo que podría definirse como una buena familia. Su padre, magistrado y terrateniente, le dió lo que debería ser una buena educación para encaminar una vida provechosa. Por suerte, en el momento oportuno, Frank puso tierra por medio y marchó a California, ansiando abrirse camino como caricaturista, que era lo que en verdad le gustaba.

Diversas casualidades, dan con aquel joven, excelente jinete, en la trastienda de un plató cinematográfico, donde debutará como cowboy de relleno en 1925. Lo que para otros fue un lento ascenso a la cima para él fue fácil. En 1926, llamó la atención su actuación en Flor del desierto y la Paramount le ofreció un contrato.

Tambien Clara Bow se fijó en él, y le quiso para su siguiente film, empezando así toda una vida de rompecorazones con mujeres como Lupe Vélez, Verónica Balfe, su esposa, más conocida por Rocky, o Patricia Neal...

Destacó en 'Alas', la primera película ganadora del Oscar

Habían pasado apenas dos años desde su debut cuando aparece en Alas (1927), de Wiliam Wellman, primer film en conseguir el Oscar a la mejor película, y en la que ya destacaban su magnética presencia y su buena interpretación, a pesar de que apenas aparece cinco minutos.

El sonoro reafirmaría aún más su glamour, diversificando cada vez más los personajes, dotándoles siempre de un halo romántico, cuando se trataba de películas de aventuras, de una sana vis cómica, en las comedias que rodó, o de la rectitud, severidad y vulnerabilidad que requerían sus personajes mas complejos.

Romántico era su personaje en Marruecos, en la que arrastraba tras sí a una impagable Marlene Dietrich. Con todo el poder de sugestión que Sternberg impregnaba a sus filmes. La imagen de la Dietrich siguiendo por el desierto al bello soldado ha quedado como una de las más significativas muestras del poder de seducción de Gary Cooper.

Inolvidables quedan sus trabajos en títulos como Peter Ibettson (Sueño de amor eterno) de Hathaway, o las maravillosas aventuras que fueron Beau Geste o Tres lanceros bengalies.

El héroe romántico

Interesante fue su encarnación del héroe de Adiós a las armas, un desencantado trasunto de Ernst Hemingway, quien encontró en el físico de Gary Cooper el mejor escaparate posible para su excelente novela, llevada a la pantalla por Frank Borzage con su habitual sensibilidad

Por el contrario, la evolución de su personaje en El sargento York, de Howard Hawks, lleva un camino totalmente distinto. Si en Adiós a las armas, la reflexión final era pacifista, en esta, su personaje, un objetor de conciencia, acaba convirtíendose en un heroe de la primera guerra mundial. Claro que aquellos eran tiempos de guerra, y había que mantener alta la moral. La película le reportó su primer Oscar.

Otro militar, esta vez un oficial pertinaz que predijo en 1925 un ataque japones contra Estados Unidos, sería el que encarnaría, a las órdenes de Otto Preminger, en El proceso de Billy Mitchell.

Pero si extenso es el número de films en los que aparece como héroe romantico o como ejemplar militar no son menos aquellos en los que pone sus esfuerzos en lograr una carcajada del espectador.

Uno de los grandes de la comedia

Al igual que ocurría con James Stewart, su alta estatura parecía ayudarle a desarrollar su lado más cómico. El primero en darse cuenta fue Ernst Lubitsch, primero en Una mujer para dos y despues en Deseo, de Frank Borzage, aunque supervisada por el alemán, donde otra vez compartía pantalla y amores con la bella Marlene Dietrich.

Inmediatamente otro grande de la comedia, Frank Capra, le escoge para dar forma a su héroe americano en El secreto de vivir, en la que interpretaba a Longfellow Deeds, un americano sencillo, aunque millonario, que choca en su ingenuidad con el establishment.

Por supuesto, serán su fe en el sistema y en las gentes sencillas las que le permitirán salir adelante... con la ayuda de Jean Arthur, deslumbrándonos como solo Capra sabía hacer.

De nuevo el genial aleman de sempiterno puro, haría brillar su estrella, esta vez junto a Claudette Colbert en La octava mujer de Barba azul, una deliciosa comedia, dominada, obvio es decirlo, por el toque Lubischt, en la que Cooper y Colbert viviran el previsible romance de modos harto divertidos e imprevisibles.

Cooper fue elegido de nuevo por Capra para ilustrar otra de sus magistrales fábulas. Bastante más sombría, Juan Nadie era un aviso sobre el fascismo que nos rodea esperando su momento para dinamitar el sistema...

Cooper era de nuevo un hombre bueno, John Doe, que por necesidad esta vez, se presta a un fraude orquestado por una ambiciosa periodista interpretada por Barbara Stanwick, al servicio de un político populista, hasta que se da cuenta del abismo al que ese engaño puede llevarle a él y a su pais.

De vuelta a la comedia, repite por partida doble, con Barbara Stanwick y con Howard Hawks en Bola de fuego, delirante comedia en la que da vida a un chiflado profesor Pots, rodeado de otros aún más chiflados que él, que revive gracias al empuje vital que recibe de Barbara Stanwick.

Despues, Casanova Brown, una divertidísima película en la que su honestidad a prueba de dudas era en esta vez puesta seriamente en duda... por un asuntillo referente a su supuesta paternidad. Al final, despues de pasarlas moradas, tratando de explicar lo inexplicable, el bueno de Gary Cooper conseguía salir airoso del enrredo, y nosotros, bien contentos del cine.

Un ejemplo de integridad

Ejermplar e intergro son dos adjetivos inherentes, casi sin excepción, a los personajes de Gary Cooper. Ejemplar e Integro era Lou Gerigh, su personaje en El orgullo de los Yankees, un jugador de béisbol, un héroe nacional, obligado a retirarse del terreno de juego por una grave enfermedad. Si su rostro y su mirada siempre supieron conmovernos, en esta película alcanzaron una de sus cotas más altas.

Tambien íntegro y ejemplar, esta vez en España, durante la guerra civil española, y al lado de Ingrid Bergman, era Robert Jordan, su personaje en Por quien doblan las campanas, adaptación de la novela de su amigo Ernst Hemingway llevada a la pantalla con recelo ideológico por su director, Sam Wood.

Pero quizás fue en El manantial donde ese personaje integro y ejemplar alcanzaría su máxima expresión, rayando casi en lo mesiánico.

Dirigida magistralmente por uno de los grandes, King Vidor, sobre una novela de Ayn Rand, y con Patricia Neal como compañera, El manantial nos mostraba los avatares de un arquitecto tremendamente individualista, una especie de alter ego de Frank Lloyd Wiright, que no dudaba en destruir su obra antes que hacer cualquier tipo de concesión a la mediocridad. El alegato final de su personaje, Howard Roark, durante su enjuiciamiento, sigue sin tener desperdicio.

Solo ante el peligro

Pero mucha gente recordará a Gary Gooper por su papel del sheriff Kane, ese que tenía una cita ineludible al mediodía, a quien no le bastaba con ser íntegro y ejemplar, porque hacia falta valor entre todos aquellos cobardes que se escondían en esta fábula antimaccarthista, ¿o no?.

Gary Cooper llegó a Solo ante el peligro con mucho camino recorrido a lomos de un caballo, y con el rostro surcado de arrugas que hacían más creíble aún su angustia. Puede que su credibiliad en Solo ante el peligro viniera de que sus primeros filme fueron westerns, y los que primero le dieron fama, haciendo de él el cowboy por excelencia en el cine.

El vaquero y la dama, El forastero, La policía montada del Cánada o Los inconquistables son tan solo algunos de los innumerables títulos del oeste que jalonan su filmografía. En Tambores lejanos, por ejemplo, a las órdenes de Raoul Walsh, nos mostraba como un tipo duro se afeitaba a pelo con un cuchillo a la vez que se desembarazaba de cuantos indios y caimanes hiciesen falta.

Su segundo Oscar

Despues de esta aventura en technicolor, y volviendo a Solo ante el peligro, una esposa reciente, escrupulosa y pusilánime, una ex-amante despechada, un ayudante trepa y los habitantes del pueblo rezando cobardemente, son el trasfondo sobre el que se mueve sigilosamente la noble figura del sheriff Kane.

Inolvidable por su fotografía, por la dirección de Fred Zinneman, por el guión de Carl Foreman, por la música de Dimitri TIomkin o por la canción "Do not forsake me ah my darling", ya mítica, que acompaña lastimosamente los títulos de crédito, Solo ante el peligro permanece en el tiempo como la quintaesencia de su trabajo en el western, además de proporcionarle su su segundo Oscar.

Después, sus cowboys tendieron a hacerser menos nobles, con la salvedad de su trabajo en La gran prueba, de William Wyler.

Menos limpios y menos honestos, menos nobles en suma, fueron sus personajes en El jardín del diablo o Veracruz, en la que compartía pantalla con Sara Montiel, o menos aún, en los esplendidos y extraños westerns El hombre del oeste, de Anthony Mann o El arbol del ahorcado, de Delmer Daves, en la que encarnaba a un doctor de turbio pasado que, curiosamente, la serenidad de su rostro, contribuía a acrecentar.

Un héroe de ojos azules

Enfermo de un cancer que marcó en los últimos años de manera inmisericode su rostro, Cooper pasaría sus últimos años trabajando, aun cuando el resultado no fuese tan bueno como hubiesemos querido. Durante la ceremonia de entrega de los Oscar de 1961, sabido ya por sus amigos el inmediato adios, recibió un premio honorífico, que recogió en su nombre un emocionado y lloroso James Stewart.

El 7 de Mayo Gary Cooper cumplió 60 años, y tan solo 6 días despues, aquel hombre alto y ligeramente desgarbado, de andares extrañanamente elegantes por causa de una antigua rotura de cadera, fallecía.

Sus ojos azules y su mirada tranquila y afable nos acompañaron durante decenas de películas.
Compartimos, en la pantalla, amores con bellas mujeres y poéticas cabalgadas por los grandes espacios del western.