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lunes, 2 de mayo de 2011

Gregory Peck



Gregory Peck tenía todas las condiciones que acompañan a un gran actor: altura, elegancia, belleza, una grave y profunda voz, y una gran sobriedad frente a las cámaras. “¿Conocéis la expresión alto, moreno y guapo? Pues así fui conocido durante muchos años”, solía recordar. Sin embargo nunca fue un divo, ni se dio aires de estrella. “¿Qué es lo que queda cuando echo la vista atrás?”, se preguntaba en voz alta poco antes de morir. “No es la fama sino el trabajo y sobre todo, la familia. Cuando en el transcurso del tiempo todo lo demás va desapareciendo, lo único que permanece son las pocas veces que hice un buen trabajo y mi familia”.
Este pasado mes de abril se cumplió el 95 aniversario de su nacimiento, y aún nos es fácil recordar a este gran actor en algunas de las mejores películas en las que intervino, como Mi desconfiada esposa, junto a Lauren Bacall, Arabesco, con Sofia Loren, o El cabo del terror. Este maratón de películas comenzará con la emisión de Yo fui Premio Donostia: Gregory Peck, una pieza de producción propia en la que se recuerda el galardón que le otorgó el Festival de cine de San Sebastián en 1990 como homenaje a toda su carrera.
Gregory Peck nació el 5 de abril de 1916 en La Jolla, California. De niño su abuela le llevaba al cine todas las semanas y así muy pronto nació su deseo de convertirse en actor. En 1942 debutó en los escenarios de Broadway y un año después ya estaba en Hollywood rodando su primera película, Días de Gloria.
Trabajó a las órdenes de los mejores directores del Hollywood clásico como Alfred Hitchcock, Robert Mulligan, Vincente Minelli, Elia Kazan, Henry King o Raoul Walsh y solía interpretar a personajes que encarnaban las virtudes americanas más sencillas, como hizo en El despertar, o que tenían profundas convicciones éticas y morales, como el inolvidable Atticus Finch de Matar a un ruiseñor, por el que ganó el Oscar al mejor actor en 1963. Pero también se le recuerda por los pocos personajes que hizo de malo, como el de Lewt McCanls de Duelo al sol, o el siniestro doctor Mengele de Los niños del Brasil.
Gregory Peck murió el 12 de junio de 2003 en Los Ángeles añorando siempre la época dorada de Hollywood en la que durante tantos años trabajó y triunfó. “En una ocasión hice una película con Ava Gardner y cuando caminábamos por los decorados del estudio para ir a almorzar, todos los que allí trabajaban, desde los ejecutivos a los operarios, se paraban para ver caminar a Ava. Me parece que aquellos tiempos eran más divertidos”.


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