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viernes, 30 de marzo de 2012

LA GUERRA DE LOS MUNDOS

Desde que el ser humano adquirió el talento para la fabulación, las historias que han pasado a la posteridad son las de seres excepcionales en situaciones excepcionales. Su inverosimilitud, su improbabilidad, es lo que les hacía grandes y dignos de crónica. Ray Ferrier es el gran hombre de esta gran historia. Su hazaña es sobrevivir y su mérito, la fortuna. La suerte de sobrevivir es el mejor destino en un mundo en guerra.

La obra literaria original de H.G. Wells y la versión cinematográfica de Spielberg coinciden en un estilo narrativo realista que procura credibilidad a sus planteamientos fantacientíficos. Solo que cada una es hija de su tiempo. A pesar de la universalidad de la guerra, entre 1900 y 2000 han surgido diferencias cualitativas del concepto de la guerra. La guerra moderna se concibe en la ciudad y no hace distinción entre soldados y niños (si acaso, bajas y daños colaterales).

En el libro de Wells el protagonista era un hombre de ciencia que deambulaba en solitario por la desolación de la guerra. En esta película es un obrero de clase baja que huye con sus hijos, un adolescente y una niña. Ray es un padre que desea que sus hijos sobrevivan a la guerra y lo consigue, como suele decirse, de chiripa. Pero también es un adulto que conoce el horror y pretende, a toda costa, preservar la inocencia de los jóvenes. La película de Spielberg refleja la lucha denodada del protagonista por salvaguardar en la niña ese don que él ha perdido irreversiblemente: la inocencia.

Rachel, la inocencia, es invitada por su padre a contemplar el espectáculo atmosférico desde la parte trasera de la casa: “Vas a alucinar”, le dice. Pero cuando se hace patente que el terror absoluto ha aterrizado, Ray, blanco de miedo (y blanco por el polvo de los edificios destrozados, clara y no única referencia al 11-S) toma su mayor determinación, ocultar a Rachel la perturbadora realidad: le pide que no mire hacia atrás, le venda los ojos, le obliga a cantar una canción para que no oiga...
spoiler:
El terror es exógeno pero también endógeno, la locura de la destrucción es infecciosa y no solo los extraterrestres personifican la amenaza, cualquier hijo de vecino puede apuntar la sien de uno con el cañón de una pistola. La guerra supone para el ser humano la pérdida de su humanidad, atrozmente dramatizada en el asesinato de Ogilby por parte de Ray.

Es sorprendente, por tratarse de Spielberg (al menos el de antes de A.I. y Minority Report), el final de la película, un final en el que la esperanza es vaga. El reencuentro familiar carece de excesos sentimentales, un par de abracitos fruto de la urgente necesidad de calor humano, tras la inhumana odisea vivida, aunque nada hace presagiar una recomposición de la familia rota. Es un reencuentro crudamente aséptico.

A propósito de finales asépticos, otra sorpresa del filme es que respete pulcramente el final de la novela, la destrucción de los invasores extraterrestres por parte de unos microscópicos seres portadores de enfermedades terrestres. Seguro que el gobierno de los “marcianos” invertía la mayoría de sus presupuestos en Defensa y solo destinaba una minúscula parte a Sanidad. ¿No es una ironía fabulosa sobre la soberbia del ser inteligente?
TÍTULO ORIGINAL War of the Worlds




AÑO 2005
DIRECTOR Steven Spielberg
GUIÓN David Koepp, Josh Friedman (Novela: H.G. Wells)
MÚSICA John Williams
FOTOGRAFÍA Janusz Kaminski
REPARTO Tom Cruise, Dakota Fanning, Justin Chatwin, Tim Robbins, Miranda Otto, David Harbour
PRODUCTORA DreamWorks Pictures / Paramount Pictures / Amblin Entertainment / Cruise-Wagner Production
WEB OFICIAL http://www.waroftheworlds.com/
PREMIOS 2005: 3 Nominaciones al Oscar: Mejor sonido, efectos sonoros, efectos visuales
2005: Nominada a los Premios Razzie: peor actor (Tom Cruise)
GÉNERO Ciencia ficción. Acción. Terror | Extraterrestres. Remake
SINOPSIS Adaptación de la novela homónima de H.G. Wells. La invasión de la Tierra por los marcianos y la terrible batalla que tiene que librar la humanidad para sobrevivir se centra en una familia americana. Ray Ferrier (Tom Cruise) es un estibador divorciado y un padre nada modélico. Estando sus hijos de visita en su casa, estalla una tremenda e inesperada tormenta eléctrica. Unos momentos después, Ray es testigo de un acontecimiento extraordinario que cambiará su vida y la de los suyos para siempre: una enorme máquina de tres patas emerge del suelo y lo arrasa todo.
A nivel cinematográfico, "War of the Worlds" es una obra mayor de un poder narrativo tan elemental como entretenido, que contiene no pocas escenas deslumbrantes, algunas a estudiar en las escuelas de cine. El comienzo es apasionante, lo mejor de Spielberg desde el desembarco de "Saving Private Ryan". Fascinados (algunos) por completo, comienza entonces la peripecia de Tom y sus hijos, un desarrollo más que aceptable de los personajes envuelto en un crescendo terrorífico que visualmente mantiene el nivel de la primera media hora. La acusan de centrarse demasiado en la familia y no dar información externa, pero es obvio que la intención del film (por cierto, extremadamente fiel al texto original) es poner al espectador en el lugar del protagonista, en intentar hacer que lo viva, no que lo vea "por la CNN". Luego es cierto que la conclusión es algo precipitada, amén del sello final “made in Spielberg” tierno-empalagoso que un servidor, sinceramente, lo da ya por descontado. Por otro lado hubo algunos (muchos) que les pareció una película mala, pero con todo se quejaron de que el final fuera abrupto; ¿Acaso no deberían haberse alegrado de que por fin acabara? Yo, por mi parte, no hice sino lamentar que terminara el espectáculo, despertarme de esta absorbente y genial pesadilla, y volver a inclinarme mentalmente ante este director que, a añadir a sus numerosos logros pretéritos, acababa de hacer la primera gran película de ciencia-ficción pura del siglo XXI.

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