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miércoles, 6 de junio de 2012

El silencio de los corderos

El FBI busca a un asesino en serie, apodado Buffalo Bill, que mata a sus víctimas, todas ellas adolescentes, después de prepararlas minuciosamente y arrancarles la piel. Para poder atraparlo contactan con Clarice Starling, una brillante licenciada universitaria, experta en conductas psicópatas, que aspira a formar parte del FBI. Siguiendo las instrucciones de su jefe, Jack Crawford, Clarice visita la cárcel de alta seguridad donde el gobierno mantiene encerrado a Hanibal Lecter, antiguo psicoanalista y asesino, dotado de una inteligencia superior a la normal. Su misión será intentar sacarle información sobre los patrones de conducta de "Buffalo Bill".

Título original: The Silence of the Lambs
País: USA
Estreno en USA: 14/02/1991
Productora: Orion Pictures
Director: Jonathan Demme
Guión: Ted Tally (Novela de Thomas Harris)
Reparto: Jodie Foster, Anthony Hopkins, Scott Glenn, Ted Levine, Anthony Heald, Diane Baker, Brooke Smith

Sin lugar a dudas, el thriller de los años noventa. Un intrigante y magistral ejercicio de suspense psicológico con toques de terror que arrasó en las taquillas, consiguió un hito pocas veces visto en los Oscar (se llevó los 5 premios principales... ¡cuando llevaba un año estrenada!) y demostró la maestría de Anthony Hopkins al interpretar prodigiosamente a un psiquiatra caníbal que fascinó a todos. Aunque, para ser justos, lo que hace que "The Silence of the Lambs" destaque sobre la mayoría de películas del género no es sólo el personaje de Lecter, sino la inteligencia de su guión y la habilidad de su directa y poco glamourosa dirección. El primero alterna interesantísimos detalles sobre la investigación en curso con sorpresas tan impredecibles como angustiosas. Y la segunda se apoya en escenas impactantes y multitud de primeros planos, consiguiendo exprimir la mayor potencia posible del relato. Imprescindible.

¿Hay algo que se pueda añadir a uno de los mejores thrillers de los noventa?
¿Se puede mejorar algo el magnífico guión de Ted Tally?

La justa recompensa y también sorpresa en la ceremonia de los oscars la catapultaron a formar parte de la historia del cine, pero también a convertirse en un producto de consumo. A formar parte de la habitual parrilla televisiva. A estar colocada en un videoclub junto con "Gladiator" o "Braveheart". A desprenderla de esa etiqueta de "cult movie" que tendría si los pronósticos se hubiesen cumplido.

¿Pero hay alguien que no la haya visto todavía?

Simplemente Jonatham Demme y Ted Tally desde sus títulos de crédito nos adelantan lo que vamos a ver: una mujer brillantísima que consigue todo a base de sacrificio, arrojo y esfuerzo. La soledad que le rodea y que le hace sentirse "diminuta" en un mundo de hombres. La ropa que luce en todo el filme, dos tallas más grande, así lo demuestra.

Lista como un demonio. Capaz de mimetizarse y lidiar con su jefe a modo de trepa, con un baboso con mucha pluma que intenta ligársela (no conozco a nadie que le caiga bien) y sobre todo con el asesino más sádico y caballero de la historia en un quid pro quo que ha creado escuela.
Sale por la puerta grande.
¡Con las dos orejas y el rabo!

Porque Clarise guarda un as en la manga. Un golpe de efecto que da título al filme y posiblemente la razón por la que una mujer tan fría y sádica como ella no se convirtió en lo que hay al otro lado del cristal o encerrado un sarcófago. La elección de los tres personajes principales: Clarice Starling, Hanibal Lecter y Buffalo Bill. Los tres con ojos azules, no es una mera coincidencia.

Cuentan que mucha gente abandonó la sala de cine en EEUU en la secuencia de la autopsia. Que fue uno de los filmes estrenados en salas comerciales más provocadores en su momento. Que ningún "final cut" o censor a golpe de tijeras evitó que la versión inicial no prevaleciese.

Por otro lado el tiempo pasa factura. Y en estos momentos resulta para nada repulsiva y mucho menos provocadora. Su estética ochentera tampoco ayuda mucho.
De ahí tal vez que no me parezca un filme con sabor a clásico. Con suficiente fuerza para perdurar dentro de cincuenta años. De conseguir las mismas y controvertidas emociones desde su estreno.

"El silencio de los corderos" se convirtió en todo un referente para numerosos filmes que intentaron repetir la fórmula sin asomarse de lejos al mismo resultado. Pero aunque en mi opinión envejezca mal, queda el esqueleto de un guión brillantísimo resuelto con elegancia por Demme y con dos pedazos de actores dispuestos a “comerse” el mundo.

Y los cuatro acertaron el 30 de marzo de 1992.

La favorita de ese año, "J.F.K.: caso abierto", pagó los platos rotos y fue devorada vivita y coleando. Como le gusta a Lecter.

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