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domingo, 25 de septiembre de 2011

El mayor espectáculo del mundo



TÍTULO ORIGINAL
The Greatest Show on Earth

AÑO 1952



GUIÓN
Fredric M. Frank, Barré Lyndon, Theodore St. John (Historia: Fredric M. Frank, Theodore St. John, Frank Cavett)

MÚSICA Victor Young, FOTOGRAFÍA George Barnes


PRODUCTORA
Paramount Pictures

PREMIOS
1952: 2 Oscar: Mejor película, argumento. 5 nominaciones

1952: Globo de Oro: Mejor película: Drama

SINOPSIS
Con el fin de conseguir una exitosa temporada, el empresario circense Brad Bramen, contrata al famoso trapecista Sebastián para emparejarlo con Holly, una de las trapecistas favoritas del público.


La película es fiel reflejo del título. De lo mejor de Cecil B.de Mille, el gran director de la espectacularidad. Fantástica ambientación, gran movimiento de masas, e incluso escenas espectaculares para la época, como la del accidente del tren. La historia es correctísima, y de la actuación de sus protagonistas no se puede objetar nada. Por desgracia el circo en la actualidad, en total declive, está muy lejos de la magia con la que se vivía en aquella época. Aunque de larga duración, se hace muy entretneida y no le sobra ni un minuto.


Cecil Blount DeMille un experto en construir películas de larga duración donde la espectacularidad no falta ni por un momento, aquí consigue con creces hacer un homenaje al mundo del circo y a su entorno.Me puse a resbuscar en la filmografía de este gran actor, Charlton Heston, que tristemente nos ha dejado apenas hace dos días, me puse a contemplar esta película, y he de decir que Heston cumple muy bien con su papel de obstinado, que le ayudó para sembrarse una pequeña reputación en Hollywood. Los demás actores también cumplen muy bien con su papel, en especial el gran James Stewart, que sorprendentemente encarna a un payaso muy peculiar...Como espectadores podemos ver a dos caras muy conocidas como son las de Bing Crosby y Bob Hope.La fotografía de George Barnes está muy avanzada para la época, y la música de Victor Young nos deja canciones agradables y populares. Lo que no me gustó mucho es ese toque "negro" cuando llegamos al final, aunque es necesario para conducirnos a ese final que lo dice todo, y es que todo sea por el mayor espectáculo del mundo.


Había una vez un cine… lleno de color, un mundo de ilusión, pleno de alegría y emoción...podría haber dicho la vieja canción de los payasos desgastada ya por las cuerdas vocales de tantos niños. Yo no lo recuerdo desde la nostalgia de haberlo vivido, se lo debo a las maravillas de nuestro tiempo, a la magia de Google, que con afán investigador me ha permitido re-recordarlo. Pero, como decía, había una vez un cine que atraía a gentes sencillas gracias a sus complejos representaciones, que entretenía con ensoñaciones bajo su inmensa lona azul a pueriles padres y a curtidos hijos, a parejas ancianas y jóvenes sin pareja, con sus clásicas escenas de riesgo (no por ello menos arriesgadas), sus clásicos gags físicos (no por ello más graciosos),…En conjunto, un interesante regreso al pasado con una (nueva) súper-producción con Cecille B. de guía, de jefe de pista de un espectáculo (porque, dónde está el autentico espectáculo ¿delante o detrás de las cámaras?) en el que nos muestra que, del mismo modo que en el circo, había una vez un cine en el que lo que importaba eran las historias, sencillas la mayoría de las veces aunque emocionantes, pero quizá todo ello demasiado clásico, inocente, para una época, la actual, que es difícil se sienta identificada con sus tramas… ¿quizá cuando salga para la play station?En esta película todo gira entorno a temas amorosos: clásicos argumentos con enredo, clásicas escenas de riesgo que llegan en el momento inoportuno y clásicos finales felices, perfectas escenas dramáticas prefabricadas made in Hollywood (sin duda ésta debe ser de esas películas a las que los críticos llaman clásicos).En definitiva un espectáculo quizá hoy día caduco que, como otras muchas cosas, encuentra su principal valor de cambio en la nostalgia.Con todo, éste clásico previsible sale ganando en la comparación con los actuales hits palomiteros desprovistos de (auténticas) emociones, las de las gentes sencillas y humildes.


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