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viernes, 11 de marzo de 2011

Sunset Boulevard


El joven guionista de cine Joe Gillis (William Holden) atraviesa una crisis creativa y económica. Sus trabajos son rechazados por falta de originalidad y además necesita dinero con urgencia, pues tiene una deuda de 290 dólares por su auto que debe saldar, sino se lo quitarán. En un intento por esconder el auto, llegará casualmente a una mansión aparentemente abandonada en Sunset Boulevard, que para su sorpresa está habitada por la antigüa estrella de cine mudo Norma Desmond (Gloria Swanson) y su mayordomo Max (Erich Von Stroheim). Desmond ha escrito un guión con el que pretende retomar su carrera, por lo que contrata a Gillis para que lo corrija y así poder revivir la gloria de antaño.

Dirigida por Billy Wilder en 1950, Sunset Boulevard es el retrato más descarnado que se haya realizado acerca del mundo del cine. Nos muestra de manera realista, lo ingrato que puede resultar, siempre reemplazando estrellas por otras, desterrándolas y en muchos casos, sin ningún atisbo o posibilidad de regreso.

El film plasmó lo traumático que resultó para las estrellas el tránsito del cine mudo al sonoro, siendo que muchas no pudieron sostener sus carreras al no adaptarse al cambio y lo que ello significaba: Tenían que dejar de lado los gestos exagerados, memorizar líneas, contar con una correcta dicción, etc. Es decir, una forma de dar vida a los personajes totalmente ajena a la que ellos conocían. En ese sentido, las reglas eran muy sencillas, o se adaptaban a este nuevo modo de hacer cine, o estaban fuera. Los estudios y el mismo público lo exigía así. No importaba si habían sido reconocidos o famosos.

En la película, Norma Desmond (Gloria Swanson) es precisamente una de aquellas divas que no logró dar ese paso, lo que significó que su carrera se fuera a pique. Sus líneas son reclamos desesperados a esa industria que la creó y que luego la olvidó sin el menor reparo, tal como se puede notar en la primera conversación con Joe Gillis (William Holden), cuando éste la reconoce:

"... Soy grande, es sólo que las películas ya no lo son... Están muertas, se acabaron... Hubo un tiempo en este negocio en que eran lo más importante. Pero eso no fue suficiente. También tenían que abrir sus bocotas y empezaron a ¡hablar, hablar, hablar!... Basta con verlos en sus oficinas, ¡Los genios! ¡Destruyeron a los ídolos! ¡A los Fairbank, a los Gilbert, a los Valentino! Y qué tenemos ahora? A unos don nadie..." .

Luego de su expulsión de la pantalla, Norma se enclaustró en su mansión, sólo acompañada por su mayordomo Max, negando así el contacto con el exterior y el paso del tiempo. Las únicas personas que frecuenta son otros actores de cine mudo (en su misma situación) con los que ocasionalmente juega una partida de bridge.

Es por eso que la llegada de Gillis, representa no sólo una conexión con el mundo exterior, sino también la esperanza de su regreso, el mismo que ha planeado al escribir el guión de "Salomé" que dice dirigirá Cecil B. DeMille y en donde ella será la protagonista a pesar de tratarse de un personaje mucho más joven que ella.

La película también toca los temas del cinismo y la falta de escrúpulos a través del personaje de Joe Gillis, quien no duda en aceptar la propuesta de la diva para corregir el guión de "Salomé", a sabiendas que el escrito no tiene ningún futuro o posibilidad que se realice y a pesar que conoce de toda la esperanza que la Desmond ha puesto en él. Acepta incluso, vivir en la mansión a expensas de Norma, quien además lo colma de regalos costosos. No obstante, el film es moralizante en este sentido, pues en una de las primeras escenas (de las antológicas en la historia del cine) podemos ver a nuestro protagonista flotando en una piscina, muerto, al mismo tiempo que se escucha una voz en off, diciendo:

"... No era más que un guionista con un par de películas secundarias en su haber. ¡Pobre imbécil! Siempre soñó con una piscina. Al final, consiguió su piscina, pero a un precio un poco alto..." .

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