Orfeo / Orphée (1950)

Filme alegórico sobre la leyenda mitológica de Orfeo y su viaje al Infierno, adaptado a la post-guerra francesa pero matizado con la particular paleta de recursos artísticos de Jean Cocteau. La trama se inicia con la charla entre el poeta Orfeo (Jean Marais) y un amigo (Henri Crémieux) en un bar, que se manifiesta cansado de la crítica y del ambiente intelectual local. El joven poeta Cegéste (Edouard Dermit) es atropellado por unos motociclistas que se dan a la fuga y es subido a su coche por una mujer (Maria Casares). Orfeo, que también aborda el automóvil, se ve intrigado con el agonizamiento y muerte del joven, frente a la soberbia y altanera Dama, de quien le atrae su extraña belleza. Orfeo se desmaya y despierta en un descampado, donde es ayudado por el chofer de la Dama, Heurtebise (François Perier). A poco de regresar a su hogar, Orfeo va descuidando a su esposa Eurydice (Marie Déa) en pos de las ilusiones de volver a ver a la Princesa. Hay unas extrañas interferencias radiales, que Orfeo interpreta son señales de su amada. Reaparece la Dama y, en un arrebato de celos, mata a Eurydice. Orfeo dolido y enamorado a la vez, se hace guiar por Heurtebise y cruza el espejo que separa la Realidad y el Más Allá, rumbo al Averno en busca de su esposa y, de paso, por ver por última vez a su letal amada. Bajo estas premisas, Cocteau elabora un universo en todo sentido dual y bipolar, desde las reiteradas representaciones de espejos a los dilemas divididos que se le presentan a los protagonistas principales. Entendemos que la película, plagada de referencias herméticas y simbolismos, representa mucho del mundo interior de Cocteau y su visión del arte, los sueños, la realidad, la vida, etc. Sin entrar muy profundamente en materia, hay un suculento e influencial contenido cinematográfico, que combina estéticas y vanguardias en un marco de fantasía y ciencia-ficción, dando lugar a un filme que, merced a efectos visuales sumamente ingeniosos y a un entramado narrativo que hace que sus personajes se muevan en un nivel "subrrealista" (no confundir con "surrealista"), todo lo cual termina sumiendo al espectador en un ambiente decididamente enrrarecido y antinatural.