Probablemente la carrera de
Gore Verbinski no sea de las más dilatadas de Hollywood, pero hay que
reconocer que el director -o más bien sus películas- ha conseguido hacer
mucho ruido dentro de su limitada pero intensa filmografía. Fue en 1997
cuando hizo las delicias de pequeños y mayores con “Un ratoncito duro
de roer”, película precedida por la discutible “The Mexican” (2001),
seguida ésta de la incursión del director en el género de terror con “La
señal (The Ring)” (2002). Pero fue con la primera entrega de la saga de
acción y aventuras “Piratas del Caribe” con la que el nombre de
Verbinski se impulsó hasta adquirir un ligero reconocimiento como un
director que garantiza gozosos momentos de entretenimiento con unas
películas que, si bien no figurarán habitualmente en un listado de las
mejores de la historia, son de agradecida factura y de muy fácil
digestión.
Y esto a pesar de la larga duración de cintas como la que aquí se comenta, con casi dos horas y media de metraje a sus espaldas, llevadas en volandas por un reparto que brilla entre la calidad de su faceta histriónica y la corrección que se espera de los actores de una película de estas características: todo controlado palmo a palmo por su principal productora, la Walt Disney Pictures, quien trata que nada se le escurra entre las manos para cumplir con su objetivo de ofrecer un film apto para toda la familia, que es lo mismo que para toda la taquilla. Pero detrás de la atmósfera comercial de esta trepidante película se esconde un conjunto con carácter, ritmo alocado, una historia central rica en diversas ramificaciones sin desperdicio, mucha acción, diversión, humor, abordajes, efectos especiales de impagable resultado, encuadres maravillosos y la vida pirata ofrecida desde un tono más liviano y simpático que documental, que huye de lo sangrante y lo calamitoso en beneficio de un retrato universal -con todos los tópicos que se adjudican a los corsarios- bañado aquí en lo fantástico.
Y esto a pesar de la larga duración de cintas como la que aquí se comenta, con casi dos horas y media de metraje a sus espaldas, llevadas en volandas por un reparto que brilla entre la calidad de su faceta histriónica y la corrección que se espera de los actores de una película de estas características: todo controlado palmo a palmo por su principal productora, la Walt Disney Pictures, quien trata que nada se le escurra entre las manos para cumplir con su objetivo de ofrecer un film apto para toda la familia, que es lo mismo que para toda la taquilla. Pero detrás de la atmósfera comercial de esta trepidante película se esconde un conjunto con carácter, ritmo alocado, una historia central rica en diversas ramificaciones sin desperdicio, mucha acción, diversión, humor, abordajes, efectos especiales de impagable resultado, encuadres maravillosos y la vida pirata ofrecida desde un tono más liviano y simpático que documental, que huye de lo sangrante y lo calamitoso en beneficio de un retrato universal -con todos los tópicos que se adjudican a los corsarios- bañado aquí en lo fantástico.
El
rumbo de la historia lo encauza el argumento protagonizado por el
genial, inimitable, sarcástico, amanerado, valiente y extravagante
capitán Jack Sparrow, que surca los mares bajo la imponente bandera
negra con calavera y dos huesos cruzados, en busca de aventuras,
emociones y situaciones que puedan hacer crecer su riqueza. Pero donde
hay un gran pirata, hay un gran enemigo: el Capitán Barbossa (Geoffrey
Rush), quien se ha apoderado del navío de Sparrow, el Perla Negra, lleva
hasta el extremo sus malvadas intenciones arrasando Port Royal y
secuestrando a Elizabeth Swann (Keira Knightley), la hija del Gobernador
Weatherby (Jonathan Pryce). El amor que el Comodoro Norrington (Jack
Davenport) y el herrero Will Turner (Orlando Bloom) demuestran sobre la
bella mujer, chocará convirtiéndose en una persecución a través de las
aguas para lograr rescatarla y frenar el objetivo del Capitán Barbossa,
que no es otro que el de servirse de la guapa mujer para encontrar una
pieza de oro azteca que romperá, mediante un ritual, la maldición que
durante años ha afectado a su tripulación… Mientras el Comodoro basará
su principal obsesión en atrapar a Jack Sparrow, Will Turner, quien
siente un gran desprecio por los piratas, acabará compartiendo barco con
el citado Jack, pues las intenciones de ambos apuntan en la misma
dirección: mientras el pirata desea volver a tomar su navío, Turner sólo
quiere recuperar a quien va en él: Elizabeth.
El trabajo de todo el reparto es notable, y la interpretación de Johnny Depp (“Sleepy Hollow“, 1999), bañada en el histrión, estupenda. Toda una lección de personalidad propia para un personaje sencillamente arrebatador. Depp está en su salsa. Geoffrey Rush (“El discurso del Rey“, 2010) como el capitán Barbossa, aterra con su mirada dentro de un rol que pocos podían haber superado, mientras Keira Knightley desarrolla su labor con un temple admirable, anticipando lo que vendría dos años más tarde con su maravilloso papel protagonista en “Orgullo y prejuicio” (2005). Orlando Bloom (“El reino de los cielos“, 2005) demuestra corrección y algunos momentos de fugaz brillantez, aunque no me resulta para nada indispensable, y Jonathan Pryce (“Regeneration“, 1997) regala momentos y miradas sin desperdicio desde su personaje del Gobernador.
El compositor alemán Klaus Badelt (“La máquina del tiempo”, 2002) ofrece unas partituras entusiastas, con un nivel de acción similar al de las escenas de la cinta y con un fascinante resultado que sería reconocido fácilmente mucho tiempo después del estreno de esta película, hasta convertirse en una de las bandas sonoras más afamadas de las últimas décadas.
Un fenomenal viaje a través de los mares y una gran película -a pesar de sus pertinentes limitaciones- de aventuras, piratas y emociones.
El trabajo de todo el reparto es notable, y la interpretación de Johnny Depp (“Sleepy Hollow“, 1999), bañada en el histrión, estupenda. Toda una lección de personalidad propia para un personaje sencillamente arrebatador. Depp está en su salsa. Geoffrey Rush (“El discurso del Rey“, 2010) como el capitán Barbossa, aterra con su mirada dentro de un rol que pocos podían haber superado, mientras Keira Knightley desarrolla su labor con un temple admirable, anticipando lo que vendría dos años más tarde con su maravilloso papel protagonista en “Orgullo y prejuicio” (2005). Orlando Bloom (“El reino de los cielos“, 2005) demuestra corrección y algunos momentos de fugaz brillantez, aunque no me resulta para nada indispensable, y Jonathan Pryce (“Regeneration“, 1997) regala momentos y miradas sin desperdicio desde su personaje del Gobernador.
El compositor alemán Klaus Badelt (“La máquina del tiempo”, 2002) ofrece unas partituras entusiastas, con un nivel de acción similar al de las escenas de la cinta y con un fascinante resultado que sería reconocido fácilmente mucho tiempo después del estreno de esta película, hasta convertirse en una de las bandas sonoras más afamadas de las últimas décadas.
Un fenomenal viaje a través de los mares y una gran película -a pesar de sus pertinentes limitaciones- de aventuras, piratas y emociones.
TÍTULO ORIGINAL | Pirates of the Caribbean: The Curse of the Black Pearl |
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DIRECTOR | Gore Verbinski |
GUIÓN | Ted Elliott & Terry Rossio (Historia: Ted Elliott, Terry Rossio, Stuart Beattie, Jay Wolpert) |
MÚSICA | Klaus Badelt |
FOTOGRAFÍA | Dariusz Wolski |
REPARTO | Johnny Depp, Geoffrey Rush, Orlando Bloom, Keira Knightley, Jonathan Pryce, Jack Davenport, Mackenzie Crook, Zoe Saldana, Kevin R. McNally |
PRODUCTORA | Walt Disney Pictures / Jerry Bruckheimer Films |
WEB OFICIAL | http://pirates.movies.com/ |
PREMIOS | 2003: 5 nominaciones al Oscar, incluyendo mejor actor, maquillaje, sonido, efectos visuales 2003: Nominada al Globo de Oro: Mejor actor de comedia o musical (Johnny Depp) 2003: Premios BAFTA: Mejor maquillaje. 5 nominaciones, incluyendo mejor actor (Depp) |
SINOPSIS | Mar Caribe, siglo XVIII. El aventurero capitán Jack Sparrow (Johnny Depp) piratea en aguas caribeñas, pero su andanzas terminan cuando su enemigo, el Capitán Barbossa (Geoffrey Rush), después de robarle su barco, el Perla Negra, ataca la ciudad de Port Royal y secuestra a Elizabeth Swann (Keira Knightley), la hija del Gobernador (Jonathan Pryce). Will Turner (Orlando Bloom), amigo de la infancia de Elizabeth, se une a Jack para rescatarla y recuperar el Perla Negra. Pero el prometido de Elizabeth, Comodoro Norrington (Jack Davenport), los persigue a bordo del HMS Dauntless. Además, Barbossa y su tripulación son víctimas de un conjuro que los condena a vivir eternamente y a transformarse cada noche en esqueletos vivientes. El conjuro sólo puede romperse si devuelven una pieza de oro azteca y saldan una deuda de sangre. El rescate de la bella Elizabeth será una tarea difícil, pues la maldición es real y será difícil enfrentarse con quienes no pueden morir. |
CRÍTICAS |
---------------------------------------- Este inteligente producto comercial combina aventuras, humor, romance y mucha acción, una poderosa y efectiva artillería que realiza un imparable abordaje de todos los públicos que se ponen por delante. Así que, advertidos de que es de la Walt Disney, no debe haber desengaño posible: no hay sexo, apenas sangre, pero sí una historia muy entretenida en la que Depp sobreactúa de forma divertida, la belleza de la Knightley avala el argumento y el "elfo" Bloom asciende al estrellato de Hollywood. Para ser una de piratas sin violencia, es todo un acierto. |
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