¿Para qué sirve ser millonario? Para vivir sufriendo porque nadie te
robe un euro. Para pagar seguros, cerraduras, alarmas, celadores,
guardaespaldas: puros sinónimos de miedo. Para comer y beber demasiado, y
luego pagar diez médicos para que te sacudan los excesos… Y al final,
para que una mujer, con frecuencia la menos brillante, se case contigo
no por lo que eres sino por lo que tienes. Es decir que, con todo el
dinero del mundo, ni siquiera conoces el amor.
“CÓMO CASARSE CON UN MILLONARIO” habla un poco de esto y de aquello. Son tres chicas: una frívola, una calculadora y una cegatona, que se predisponen a pescar a cualquier calvete millonario, aunque les cueste vender todo el moviliario que una de ellas posee, para poder aparentar un poco de clase y moverse en los ambientes que frecuentan tales especímenes. Pero, la vida es buena con ellas y pronto les mostrará la otra cara de la vida y que lo que hace feliz es otra cosa… y bueno, la luz a veces llega y puede que el universo hasta termine concediéndote lo que anhelabas cuando ya tú no lo anhelas.
Se trata de una divertida comedia, con momentos conmovedores como cuando el compañero de asiento de Pola la persuade de lo encantadora que luce con sus gafas. Escenas deliciosas como el viaje de regreso de Loco Dempsey (Betty Grable) con el señor Brewster cuando éste presume de su inteligencia. Y con una Marilyn Monroe, que silencia a todos sus detractores, demostrando que tenía sobrado talento para la comedia.
Remake de “Tres rubias” de Lowell Sherman, basada en la obra teatral de Zoe Akins, fue esta la primera comedia en Cinemascope, corroborando, por lo demás, que este formato no sirve para la comedia. ¡Qué encarte el que tuvo el director Jean Negulesco para acomodarse a tanto espacio! Y tener que privarse de los necesarios primeros planos para exaltar lo más íntimo.
El arranque musical lo hace Alfred Newman, interpretando “Street scene” y significaba el lanzamiento del sonido estereofónico.
“CÓMO CASARSE CON UN MILLONARIO” habla un poco de esto y de aquello. Son tres chicas: una frívola, una calculadora y una cegatona, que se predisponen a pescar a cualquier calvete millonario, aunque les cueste vender todo el moviliario que una de ellas posee, para poder aparentar un poco de clase y moverse en los ambientes que frecuentan tales especímenes. Pero, la vida es buena con ellas y pronto les mostrará la otra cara de la vida y que lo que hace feliz es otra cosa… y bueno, la luz a veces llega y puede que el universo hasta termine concediéndote lo que anhelabas cuando ya tú no lo anhelas.
Se trata de una divertida comedia, con momentos conmovedores como cuando el compañero de asiento de Pola la persuade de lo encantadora que luce con sus gafas. Escenas deliciosas como el viaje de regreso de Loco Dempsey (Betty Grable) con el señor Brewster cuando éste presume de su inteligencia. Y con una Marilyn Monroe, que silencia a todos sus detractores, demostrando que tenía sobrado talento para la comedia.
Remake de “Tres rubias” de Lowell Sherman, basada en la obra teatral de Zoe Akins, fue esta la primera comedia en Cinemascope, corroborando, por lo demás, que este formato no sirve para la comedia. ¡Qué encarte el que tuvo el director Jean Negulesco para acomodarse a tanto espacio! Y tener que privarse de los necesarios primeros planos para exaltar lo más íntimo.
El arranque musical lo hace Alfred Newman, interpretando “Street scene” y significaba el lanzamiento del sonido estereofónico.
Obra menor de carácter cómico, dirigida por Jean Negulesco, de una
manera muy simple en Cinemascope. Una de las razones para ver esta
película es la presencia de Marilyn Monroe, que interpreta perfectamente
el papel de una rubia tonta y miope, que es incapaz de ponerse sus
gafas cuando esta delante de los hombres. Lauren Bacall también sale
magnífica como mujer caza-millonarios y Betty Grable es otra rubia tonta
sin muchas luces a la que llaman Toctoc.
El guión de Nunnally Johnson es muy simple, pero para mi gusto funciona bastante bien y hace que la trama fluya rápidamente.
Lo mejor: Marilyn Monroe, las imágenes del New York de los 50, el elegante vestuario de William Travilla y la banda sonora de Alfred Newman y Cyril J. Mockridge.
Lo peor: algunos planos generales (inexistencia de primeros planos) y las transparencias en las escenas de la montaña.
En general es una obra menor, muy entretenida, pero se encuentra por muy por debajo del nivel de otros filmes de Marilyn Monroe, como "Con faldas y a lo loco" o "Vidas rebeldes".
ÍTULO ORIGINAL | How to Marry a Millionaire |
---|---|
DIRECTOR | Jean Negulesco |
GUIÓN | Nunnally Johnson |
MÚSICA | Alfred Newman |
FOTOGRAFÍA | Joseph MacDonald |
REPARTO | Marilyn Monroe, Betty Grable, Lauren Bacall, William Powell, Rory Calhoun, David Wayne, Fred Clark, Cameron Mitchell |
PRODUCTORA | 20th Century Fox |
PREMIOS | 1953: Nominada al Oscar: Mejor vestuario (Color) |
GÉNERO | Comedia |
SINOPSIS | Tres amigas buscan un marido rico e intentan encontrarlo entre los solteros más adinerados de la ciudad, pero poco a poco se dan cuenta de que el amor es más importante que el dinero. Famosa comedia de la Fox con un espléndido reparto femenino. |
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