Cuando soy buena, soy muy buena, pero cuando soy mala, soy mejor.
Más que clasificar la película de comedia habría que denominarla como compendio de la sensualidad. En mi opinión Mae West no tiene el encanto ni la sensualidad de otras actrices de la época como Jean Harlow, Carole Lombard o Claudette Colbert; pero por encima de ellas era todo un carácter, llena de descaro e inteligencia. En este film es Mae en estado puro, tal vez los contoneos a los ojos del siglo XXI quedan algo macarras pero los diálogos, los diálogos adquieren una esfera superior e inmortal. Cabe destacar que este guión es obra de Mae West, algo común cuando consiguió hacerse un hueco en el cine. Están cargados de sensualidad, dobles sentidos e ironía, son irrepetibles. Irrepetibles porque un señor llamado William H. Hays se encargó de hundirla de la mano del magnate William Randolph Hearst, implantando su bochornoso código un año después, siendo ella una de las causas para que se aprobará en el senado de los EEUU. Solo por esto merece la pena su visionado, ya que Cary Grant esta de florero y el argumento es solo un adorno para el relucir de Mae.
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