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martes, 2 de agosto de 2011

Falso culpable



Las posibilidades de que un día determinado, se nos pueda considerar “culpables”, de cualquier causa que no hayamos cometido, es muy cierta. Por nuestro desafortunado parecido físico con alguien sospechoso, por cualquier error de la justicia, por testimonios asustados, etc... de bien seguro que a partir de ese momento nuestra vida y la de todos nuestros familiares cambiará, pudiéndose convertir en una pesadilla sin fin. Por éste motivo no considero el tema de la película “Falso culpable” de Alfred Hictcock, un film menor, de hecho está basada en hechos reales. Lo que ocurre, es que Hitchcock nos acostumbró a películas EXCEPCIONALES, siendo a mi entender, “The Wrong man”, “The Paradine Case” y “I confess”, fílms notables, pero sin la espectacularidad de la mayoría de su filmografía.La película que estamos comentando, tiene una narración: asombrosa, descriptiva, cercana, detallista, escrutadora, desde el punto subjetivo del inculpado; y consigue transmitir la pesadumbre del protagonista de quien se está contemplando su proceso tanto policial como judicial, es cierto que existen altibajos de intensidad en algunas partes del metraje de la película. Pero también hemos de señalar las innovaciones técnicas, como la cámara ondulante una vez el Protagonista es conducido a su celda, así como el largo fundido en una de las secuencias finales. Sin el trabajo del inconmensurable Henry Fonda (en el papel del inocente Manny Balestrero), de la magnífica Vera Miles (en el de su esposa Rose), así como con el buen hacer de Anthony Quayle (en su papel de abogado defensor), la película no hubiera resultado tan notable, brillante ni descriptiva, como ya he mencionado antes.



TÍTULO ORIGINAL
The Wrong Man
AÑO
1956



DIRECTOR
Alfred Hitchcock
GUIÓN
Maxwell Anderson & Angus MacPhail (Obra: Maxwell Anderson)
MÚSICA
Bernard Herrmann
FOTOGRAFÍA
Robert Burks (B&W)
REPARTO
Henry Fonda, Vera Miles, Anthony Quayle, Harold J. Stone, Nehemiah Persoff, Charles Cooper, Richard Robbins
PRODUCTORA
Warner Bros. Pictures


-Un Hitchcock atípico: parte de la idea base de recrear un caso real sin alterar los hechos más allá de lo estrictamente necesario. Se pierden así dos señas de identidad del director inglés tan importantes como su sentido del humor y su gusto por el absurdo. Irónicamente, hay quienes critican el guión por sus giros poco creíbles. Una vez más las exigencias de verosimilitud de muchos espectadores se revelan arma de doble filo.-La puesta en escena está ideada partiendo de una premisa clara: narrar de forma subjetiva desde el punto de vista del hombre que es acusado injustamente. Gracias a esta concepción y la habilidad de Hitchcock, la película se convierte en una pesadilla kafkiana, angustiosa e inquietante. El espectador apenas tiene asideros a los que agarrarse para tomarse un respiro*.-El desarrollo de este planteamiento no podría ser más hábil. La construcción de los planos, fotografía e iluminación de ensueño, el uso de la música, los precisos movimientos de cámara. Todo ello desemboca en una continua sensación malsana y onírica a partes iguales. Curioso que partiendo de la reconstrucción de una realidad subjetiva se llegue a una obra tan irreal, curioso y a un tiempo lleno de sentido.-La actuación de Fonda, contenida y gris, va en plena consonancia con el clima de la película. Probablemente la obra más triste de Hitchcock, llena de una angustia realmente desasosegante. Quizás por su carácter de rareza no acabe de entusiasmar a los fans del inglés, recomiendo acercarse a ella sin prejuicios para no llevarse una desilusión por esperar otra cosa.-Como pegas: la estructura argumental no es demasiado cinematográfica, deudora en exceso del caso real. Esto desemboca en algunos baches rítmicos o dramáticos**.Hitchcock prefería de entre sus películas las que más gente atraían a las salas, por eso no sentía el entusiasmo suficiente para defender ésta. Creo que buena parte de los que valoran su obra sin atender a más razones que la satisfacción cinematográfica personal encontrarán buenos motivos al verla para sentir, ellos si, ese entusiasmo.Un Hitchcock atípico pero muy recomendable.

El letrero final, diciendo que la mujer se cura a los dos años, creo que no es verdad. Pero me baso en un comentario algo ambiguo del director, no puedo afirmarlo. En todo caso la película en sí no da pie al alivio: los protagonistas ven destruidas sus esperanzas, su existencia rota por completo. Incluso la liberación final sabe a fracaso. Si, cabrones, soy libre, pero me habéis jodido la vida.**De todos modos el final me encanta: lo que empezó por mala suerte acaba por buena. La pesadilla kafkiana termina. El verdadero culpable y su detención, un infeliz que suplica por su mujer e hijos, todo muy triste.NOTA: Los datos sobre la concepción de la película y algunas opiniones del director sobre la misma los he sacado de sus conversaciones con Truffaut.


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