Cuarto film de los siete que realiza Josef von Sternberg con la colaboración como actriz de Marlene Dietrich, a la que había descubierto dos años antes y con la que mantenía unas cálidas relaciones sentimentales. Es posiblemente la obra más equilibrada y mejor conseguida de las siete. Se rueda puntualmente en exteriores (estación ferroviaria de Santa Fe y Chatsworth) y en los Estudios Paramount (LA, CA). Nominada a 3 Oscar (película, director y fotografía), consigue uno (fotografía). Escrita por Jules Furthman ("Río Bravo", Hawks, 1959), se basa en un argumento de Harry Harvey y contiene numerosas referencias al relato breve "Bola de sebo" (1880), de Guy de Maupassant. Producida por Adolph Zukor, se estrena en première el 2-II-1932 (NYC, NY).La acción tiene lugar en China, en 1931, durante la guerra civil, a bordo y en torno al tren rápido (expreso) de Pekin a Shanghai. Nueve personajes muy diversos coinciden en el vagón de primera clase. Entre ellos, el alemán Eric Baum, el pastor anglicano Carmichael, un extraño comerciante euroasiático que se hace llamar Henry Chang, un militar francés (mayor Lenard), una bella y sensual mujer oriental (Hui Fei), el doctor Donald "Doc" Harvey, capitán del cuerpo de Sanidad del Ejército británico, la cautivadora y misteriosa Shangai Lily, la Sra. Haggerty que regenta una casa de huéspedes en Shanghai y el jugador aficionado a las apuestas Sam Salt. Estos pasajeros encarnan diferentes estereotipos, como el francés encerrado en su chovinismo, el inglés flemático, el religioso puritano, la anciana caprichosa, el alemán exigente, el enfermo hipocondríaco, la prostituta de buen corazón, etc. Entre ellos se producen episodios de confraternización y choques que van desde el roce hasta la tortura, el rapto y el homicidio.El realizador focaliza la atención, más allá del relato, en la estética de las imágenes. Se preocupa, con resultados muy notables, de los juegos de luz y sombra, la composición del dibujo, la distribución del color (negro, blanco y una amplia gama de grises) y la dinámica visual. Busca, sobre todo, la exaltación del rostro de la protagonista, cuya fascinación y sensualidad subraya con encuadres precisos, acompañamientos imaginativos (rostro tras los cristales acompañado de la palma de la mano abierta en forma de estrella) y una compleja y hábil iluminación. La dirección de la fotografía corre a cargo de Lee Garmes ("Lo que el viento se llevó", 1939) y del propio realizador. La música, de Franke Harling, ofrece festivas composiciones originales de viento y percusión y música añadida del momento, que toma de los discos que Magdalen pone en el gramófono.La acción incluye una sucesión densa, rápida y variada de acontecimientos, que absorbe y retiene la atención del espectador. La acompaña un jocoso e irónico sentido del humor que cubre todo el metraje y se cuela en la secuencia final.
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